Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

La narrativa del estancamiento económico chileno: diagnósticos claros, transformaciones ausentes

JOSÉ MIGUEL SÁNCHEZ Decano Facultad de Economía y Administración UC JOSÉ DÍAZ B. Académico, Instituto de Economía UC

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 9 de julio de 2025 a las 04:00 hrs.

Recientemente, un grupo de expertos ha propuesto una serie de recomendaciones para la economía chilena (El Puente), sumándose a propuestas similares realizadas en 2013 (Res Pública) y 2017 (Propuestas para Más y Mejor Crecimiento). Con apoyo de una inteligencia artificial hemos comparado el diagnóstico sobre la economía chilena y las propuestas referidas a crecimiento económico de los tres documentos. ¿Qué cambió en nuestra comprensión de los problemas económicos de fondo? ¿Qué nuevas ideas han surgido? La respuesta es simple: los aportes de los especialistas son sólidos y bienvenidos, pero el avance es escaso.

Los tres documentos coinciden en que Chile necesita crecer más y mejor, reiterando la preocupación por el bajo dinamismo económico. El Puente habla sin ambigüedades del virtual estancamiento del ingreso per cápita y de un crecimiento promedio anual inferior al 1% durante más de una década. Pero ya en 2013 se hablaba de la necesidad de acelerar la marcha, y en 2017 se buscaba más y mejor crecimiento de largo plazo. La narrativa del estancamiento se ha vuelto hoy más urgente que nunca.

“¿Por qué si sabemos qué hacer, no lo hacemos? Una hipótesis es que quizás los consensos técnicos no son suficientes sin voluntad política. Otra conjetura es que la dificultad está en la implementación. Las reformas propuestas son complejas, costosas y políticamente impopulares”.

Con respecto a las causas, la falta de productividad aparece como el factor común en los tres informes. En 2013 y 2017 se mencionó la urgencia de aumentar la productividad, mientras que hoy se sugiere que la Productividad Total de Factores debe crecer entre 1% y 1,5% anual. La inversión se revela como otra variable crucial. El informe de 2025 propone un aumento hasta el 28-31% del PIB. Pero también en 2013 se abogaba por mejorar el ahorro y en 2017 se hablaba de un “déficit” de infraestructura. El lenguaje cambia, el mensaje persiste y la poca voluntad política persevera.

Al examinar las propuestas vemos que se repiten las ideas de modernizar el Estado, asegurar la estabilidad macroeconómica, promover la competencia, y mejorar la calidad de la educación. El Estado debe ser más eficiente, más transparente y profesional. Las reglas del juego deben ser claras y respetadas. La educación debe formar capital humano adecuado. Es decir, todos comparten la idea de que para crecer se requiere invertir más, innovar más y competir mejor.

Esta continuidad de diagnóstico y propuestas puede interpretarse de dos formas. Una, benevolente y optimista, considera que existe un consenso técnico y político sobre el camino a seguir. Otra, más crítica y escéptica, es que repetimos diagnósticos sin ejecutar las transformaciones necesarias. Tal vez ambas visiones sean ciertas: tenemos alguna claridad sobre lo que hay que hacer, sin construir las condiciones políticas e institucionales para hacerlo.

La pregunta molesta es por qué: ¿por qué si sabemos qué hacer, no lo hacemos? Una hipótesis es que quizás los consensos técnicos no son suficientes sin voluntad política. Otra conjetura es que la dificultad está en la implementación. Las reformas propuestas son complejas, costosas y políticamente impopulares.

Los documentos de 2013, 2017 y 2025 nos muestran un país que no crece como quisiéramos y cuyo diagnóstico se trata con cautela. Tal vez esta revisión indique una conclusión controversial: necesitamos poner las ideas en acción. Es el momento de la política y de tomar decisiones.

Te recomendamos