Leonidas Irarrázaval

El “misterio gozoso” del año nuevo chileno

Por: Leonidas Irarrázaval | Publicado: Martes 8 de enero de 2013 a las 05:00 hrs.
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Leonidas Irarrázaval

Para la gran mayoría de los seres humanos, este año nuevo dista de ser un “misterio gozoso”. Pienso en los sirios, griegos, egipcios, tunecinos, libios y muchos más. Hasta la ferviente España, con una cesantía superior al 25% y viendo desparramarse a sus profesionales por el mundo en busca de trabajo. Para todos ellos no hay nada que celebrar en estos días.

La crisis económica ha sido universal. En Estados Unidos se salvaron por un alargue de dos meses de caer en depresión y arrastrar consigo al resto del mundo. Menos a Chile, Perú, Brasil y otros favorecidos de Dios y del destino entre los países emergentes, especialmente de Asia. Los chilenos nos vamos salvando de una crisis económica generalizada gracias a buenas políticas fiscales de varios gobiernos.

Lo que nos falta es añadir algo de moderación en los gastos superfluos de diversos sectores. Se compite en el porte de los automóviles, en el tamaño de los televisores, los artículos de línea blanca, las muñecas eléctricas y otros juegos ultramodernos que se agotaron antes de Navidad. A vía de ejemplo, en Calama se agotaron los automóviles. Esto debido a un “premio” de Codelco de casi $ 20 millones a cada obrero. Todo está muy bien y da gusto ver la alegría de un pueblo que tiene trabajo de calidad que le permite lujos. Como tengo muchos años, también me da susto tanto despliegue de opulencia.

La salud del presidente Chávez nos preocupa por el destino incierto de Venezuela y por el futuro de las negociaciones entre el gobierno colombiano y las FARC en las que Venezuela juega un importante papel.

Tenemos una espada de Damocles pendiente para la mitad del presente año, con la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya referente a Chile y Perú. Me parecieron muy bien los argumentos expuestos por Chile y la forma en que se desplegaron por parte de los miembros de nuestra delegación. Sin embargo, los peruanos tampoco lo hicieron mal. Estudiaron, crearon y armaron todo su caso durante varios años. Ya veremos si esa corte falla verdaderamente en derecho o si vuelve a repetir el caso nicaragüense-colombiano.

En todo caso, debemos mirar el futuro con optimismo y ya llegará el tiempo de juzgar el fallo, con confianza y esperanzas sin ponerse el parche antes de la herida. Mientras tanto, sigamos adelante dominados por una preocupación electoral que, sin quitarle la importancia, resulta harto aburrida y cansadora. A partir de marzo, como dicen desde la ONU, deberemos preocuparnos más en serio.

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