Los desafíos del nuevo gobierno peruano
El 28 de julio próximo asumirá el nuevo presidente de Perú, Ollanta Humala. ¿Cuál será el escenario que encontrará?...
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El 28 de julio próximo asumirá el nuevo presidente de Perú, Ollanta Humala. ¿Cuál será el escenario que encontrará?
No será fácil la tarea del nuevo presidente peruano.
El nuevo gobierno se verá enfrentado a una doble presión. Por un lado, buena parte de sus electores, lo hicieron convencidos de la necesidad de reformas y cambios económicos y sociales, que les garanticen una mínima participación de los frutos del crecimiento. De otro, una inquietud proveniente de los sectores empresariales, tanto nacionales como extranjeros, que temen un cambio sustantivo en las reglas del juego.
Si queremos graficar lo anterior, miremos como ha reaccionado la Bolsa limeña (ahora emparentada con la de Santiago y Bogotá) tras el triunfo nacionalista, y observemos en la otra vereda, los anuncios del movimiento social de Puno, especialmente los aymaras, que días antes de la elección protagonizaron una frontal movilización en contra de inversiones mineras que consideran contaminantes.
Mantener el crecimiento económico agregando equidad, debiera ser la ecuación. Al mismo tiempo, muchos adherentes que se sumaron en la segunda vuelta, buscando evitar el triunfo de Keiko Fujimori deberán ser incorporados en la fórmula de gobierno. Configurar un gabinete más allá del partido nacionalista, que incorpore a los apoyos de segunda vuelta (desde Vargas Llosa hasta el ex presidente Toledo) y anunciar un paquete de sus primeras medidas, son las tareas urgentes.
Al mismo tiempo, apenas terminado el escrutinio, el presidente electo ha asumido las tareas internacionales de su investidura. En un primer movimiento, ha visitado a todos los países del Mercosur, empezando emblemáticamente por Brasil, y culminando con Chile. En una segunda etapa vienen los países andinos, comenzando hoy con Bolivia
Pero eso no será todo. Es innegable que el nuevo gobierno deberá construir un diálogo con EEUU, que tuvieron en el Perú de Alan García a un firme aliado. En lo que respecta a Chile ha formulado anuncios de distensión.
Resta por ver la reacción chilena frente al nuevo gobierno peruano. En el pasado más inmediato nuestra diplomacia ha combinado la búsqueda de un entendimiento con Lima, junto a una fuerte reacción frente a Bolivia. Esta disonancia ha provocado más de una crítica, demandando una diplomacia más coherente y estatal. Es innegable que la demanda ante el Tribunal de La Haya, originalmente considerado un acto inamistoso por nuestra Cancilleria, ronda en el ambiente.