Madurez inmobiliaria: fortalezas de una creciente industria
Tenemos un mercado inmobiliario maduro, de eso no hay dudas. En un país que crece a buen ritmo, también lo hace esta industria.
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Tenemos un mercado inmobiliario maduro, de eso no hay dudas. En un país que crece a buen ritmo, también lo hace esta industria.
En vivienda tuvimos un buen 2011, con ventas por 34.089 unidades nuevas y un crecimiento anual del 19,2%. Una mejor perspectiva económica a nivel país impacta positivamente las expectativas del consumidor para adquirir un bien raíz. Adicionalmente, las mejoras en empleo y sueldos permiten optar por una mejor vivienda.
Durante el año 2009 hubo una crisis financiera. Cualquier otra industria que tenga una caída en ventas del 50%, como sucedió en el segmento de viviendas nuevas, sufriría severas consecuencias. Sin embargo, los diferentes actores manejaron muy bien la oferta, regularon las inversiones y hubo un razonable acceso al crédito, motor principal tanto para acceder a una vivienda nueva, como para llevar a cabo las obras.
Otro aspecto relevante, es que estamos frente a un mercado muy segmentado, de fenómenos locales que implican disparidad en los resultados. Fenómenos de “boom” en ciudades intermedias como Antofagasta y Copiapó, marcados por el dinamismo de la industria minera; o sectores asociados a exclusivos colegios, como el caso del traslado del Santiago College al sector de Los Trapenses, o bien sectores cercanos a autopistas o líneas del Metro, presionan fuertemente la oferta. A su vez, la escasez de suelo urbano desarrollable (con norma y servicios) es evidente, por ello se tramita una modificación al límite urbano del Gran Santiago que agregaría 10 mil hectáreas nuevas.
Pese a este auge, los costos se han incrementado en forma importante, producto de normas más exigentes que elevan los estándares de calidad (norma estructural, térmica, mitigación de impactos etc.), la limitación al crédito fiscal del IVA para contratos de construcción de viviendas, un sostenido aumento en los costos de mano de obra y de varias materias primas y materiales.
Estamos en un país que crece y en una industria inmobiliaria madura, pero con limitaciones o restricciones a la oferta, y como consecuencia de ello, los precios tenderán a subir.