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Marcela Ruiz-Tagle

Lo que nos revelan las expectativas empresariales

MARCELA RUIZ-TAGLE O. Socia Gemines Consultores

Por: Marcela Ruiz-Tagle

Publicado: Viernes 14 de noviembre de 2025 a las 04:02 hrs.

Marcela Ruiz-Tagle

Marcela Ruiz-Tagle

Las expectativas empresariales sobre la actividad de negocios han mejorado lentamente durante 2025, situándose sobre el promedio de los últimos cuatro años, pero aún en un nivel pesimista. En contraste, en un horizonte de un año plazo se sitúan en zona optimista, con su mayor valor de los últimos cinco años. En lo medular, este cambio de expectativas no parece consistente con las proyecciones de actividad económica para 2026, las que apuntan a una moderación tanto del crecimiento como de la demanda interna.

Según el último Informe de Percepciones de Negocios del Banco Central -que encuesta a 460 firmas del país-, las empresas reportan un leve aumento en sus ventas y recuperación de márgenes para este año, como consecuencia de mejoras en su productividad. Sin embargo, estos resultados están por debajo de las expectativas que estas mismas empresas tenían a comienzos de 2025, situación que es más marcada entre las de menor tamaño. Esta realidad debiera llamar a la cautela respecto a las expectativas para 2026.

“La mayoría de las empresas no planea nuevas inversiones ante el alto nivel de incertidumbre y baja actividad. Las que lo contemplan, lo harán en montos acotados”.

En particular, la misma encuesta revela que las empresas no consideran aumentar su dotación de personal el próximo año. Las razones difieren: mientras que las de mayor tamaño no contemplan contrataciones debido a la profundización de mayores grados de eficiencia ante costos laborales crecientes y avances en automatización, las de menor tamaño esperarían aumentar sus ventas en forma previa al aumento en la dotación de personal. Una situación similar ocurre con las expectativas de inversión a 12 meses. La mayoría de las empresas manifiesta no tener planes de incurrir en nuevas inversiones ante el alto nivel de incertidumbre y baja actividad económica. Y aquellas que sí planean realizarlas, lo harán en montos acotados concentrándose en los ámbitos de renovación y mantención de equipamiento.

A lo anterior se suma la baja expectativa empresarial para acceder a nuevo financiamiento. Si bien en perspectiva se considera que las condiciones crediticias han mejorado, ello ocurre especialmente para las grandes empresas mientras que un grupo importante de firmas de menor tamaño todavía enfrenta restricciones crediticias. Adicionalmente, las que sí esperan acceder a financiamiento en 2026 lo harán para solventar capital de trabajo o reorganizar su carga financiera y no para el desarrollo de nuevas inversiones, necesidad que también se refleja en el aumento significativo del crédito comercial entre empresas a más de 30 días en los últimos años.

De esta forma, las decisiones reveladas respecto a empleo, inversión y acceso al financiamiento -unido el aumento de los riesgos externos, tanto geopolíticos como financieros que podría enfrentar nuestra economía- confirman el acotado crecimiento proyectado para el próximo año, desacoplándose de la mirada optimista inicialmente manifestada, la que se entendería en el contexto electoral vigente y que solo podría ser validada con las acciones de política económica que implemente la nueva administración.

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