No perder la fe en Chile
Pedro Pablo Larraín, director ejecutivo Sartor Finance Group
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Pedro Pablo Larraín
Alguien comentó una vez "un banquero presta su paraguas cuando brilla el sol, pero lo quiere de regreso en el momento que comienza a llover". Aplicando dicha frase a la situación que estamos viviendo, vemos que ahora en Chile nos llueve sobre mojado, pues aún no dejamos atrás los efectos adversos del estallido social.
Sin embargo, no debemos perder de vista que así como la reciente caída derivada de la crisis de coronavirus ha sido rápida, esperamos que la recuperación también tome poco tiempo y se dé incluso antes que la desaparición de los efectos del virus en la actividad económica chilena. Si queremos ver un impacto menor en nuestra economía, dependerá netamente del apoyo que tenga el sistema financiero y, en especial, las distintas empresas.
Y oportunidades de inversión no faltarán. Por ejemplo, en renta variable observamos que las acciones del IPSA, que han sido castigadas por factores globales y también internos, han llegado a niveles tan bajos que muchas ya se transan bajo su valor libro. Eso sí, esto es ideal sólo para los inversionistas con un perfil de riesgo que toleren esa volatilidad.
La renta fija tradicional chilena, por su parte, si bien ha mostrado un pobre desempeño durante el año, con las medidas tomadas recientemente por el Banco Central, se beneficiará de un impulso tanto en los bonos bancarios como corporativos, como también por la mayor inflación.
Si hablamos de renta fija alternativa y comercial, las inversiones en infraestructura, hipotecas, rentas comerciales y deuda privada presentan desafíos y también oportunidades. Por un lado, la menor actividad nacional tendrá asociado un dinamismo inferior en la mayoría de los sectores económicos. Sin embargo, esta situación será momentánea y serán estos mismos instrumentos de inversión los que podrán proporcionar soluciones rápidas para canalizar el apoyo financiero que se requiere. Eso generará estabilidad y también morosidad controlada en estos instrumentos.
No debemos olvidar que los spreads de la renta alternativa son, en promedio, mucho mayores que en la renta fija tradicional, lo que brinda un colchón relevante a la estructura de capital. Además, el apoyo a la economía y la mejora en las garantías son mayores que en la renta fija tradicional. Esta situación la hemos vivido con bonos corporativos recientemente.
La relación de estos instrumentos con la inflación (UF) permite disminuir los vaivenes y darles valor real a las inversiones.
Históricamente, estos instrumentos muestran una mayor estabilidad que otros, pues reciben directamente los aumentos de liquidez de los bancos centrales. Es por ello, y pensando en una perturbación como esta, es que los inversionistas a nivel mundial han aumentado su participación relativa en esta clase de activos.