Nostalgia paralizante

Rosario Castro Benavente, Gerente de Transformación

El mundo en el que vivimos no volverá a ser igual al de febrero de 2020. Lamentablemente, al mirar con nostalgia hacia atrás, perdemos tiempo valioso y cargamos la frustrante sensación de no estar avanzando.

Siempre ha sido un desafío para las empresas contextualizarse rápidamente con su entorno, pero estos tiempos tan especiales (y turbulentos) resultan sumamente propicios para efectuar cambios que quizás en otros momentos hubieran encontrado más resistencia. El escenario cambiante es un campo fértil para evaluar y mejorar nuestras decisiones y acciones, aprovechando los avances tecnológicos y la disposición de los trabajadores.

Debemos entonces entusiasmarnos con este nuevo entorno, ya que nos permitirá descubrir y vivir nuevas formas de liderazgo y gestión; si nos quedamos anclados a los moldes que sirvieron años atrás y nos preocupamos de no traicionar nuestras tradiciones, lamentablemente podríamos estar traicionando algo más importante: el cumplimiento del objetivo y propósito final de la organización.

Un ejemplo de esto es la contraposición de visiones respecto a la presencia de las personas en los lugares de trabajo. Si bien en muchas organizaciones el trabajo desde la casa ha ido en aumento, en varios casos permanece una visión que sostiene que para volver a las productividades "de antes" es necesario el retorno presencial de los equipos. Pero ¿será factible volver a dicho escenario?, ¿funcionará este modelo para todos los trabajadores?

Este no es el único cuestionamiento que ha surgido, o más bien, que se ha agudizado en los últimos meses. Surgen dudas respecto a la relación entre productividad laboral y horas de permanencia en una oficina. En Suecia, de manera experimental, un grupo de 68 enfermeras recibió la oferta de trabajar solo seis horas por la misma remuneración. Según un informe de Bloomberg, el estudio encontró que disminuyeron a la mitad sus permisos por enfermedad, realizaron 64 % más actividades y eran 20% más felices.

Claramente no todas las industrias y tipos de trabajo pueden adoptar cambios como este, pero lo importante no es la iniciativa en sí, sino más bien el cuestionarnos qué debemos hacer distinto para cubrir las necesidades de nuestros equipos, contribuir a los resultados y adaptarnos al nuevo contexto.

Esta nueva forma de liderazgo y cambio de paradigmas ya lo estamos viendo en compañías como la aerolínea Sky, que hace algunos meses anunció su transformación a una empresa 100% home office para los colaboradores administrativos, quienes -por la naturaleza de sus funciones- podrán trabajar desde el lugar que quieran. VTR, por su parte, comenzó a implementar vacaciones sin límites y adicionales a los 15 días que obliga la ley, dando mayor autonomía y flexibilidad a sus equipos.

Llegó la hora de tomar riesgos y hacer cambios concretos para cimentar la compañía del mañana, sin olvidar quienes somos ni de dónde venimos, pero tampoco esperando que regrese lo que se fue para no volver.