Padre Hugo Tagle

Una mirada distinta

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 3 de marzo de 2014 a las 05:00 hrs.
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Y comenzó marzo. Asociamos con este mes estrés, pago de cuentas, colegios. Para sobrevivir a él, nos hace bien poner la mirada en la trascendencia y contemplar la vida desde la perspectiva de Dios.

Uno de los aspectos significativos del Papa Francisco es justamente ése. Su gran sensibilidad ante la realidad del hombre, sus penurias y dificultades. Es lo que llamamos “misericordia”, el tener los mismos sentimientos del otro, padecer con el otro, ponerse en los zapatos del otro. De hecho, lo consideró para su lema papal. Pero también, porque lo ha experimentado en su propia vida; la transmite como puente en su ser sacerdote y porque la desea y anhela para toda la humanidad, invitándonos a buscarla, porque está ahí, a la vuelta de la esquina de Dios.

“Dios no se cansa de perdonar; somos nosotros los que nos cansamos de querer su perdón”, dice el Papa. El rostro de Dios es el rostro de la misericordia, que siempre tiene paciencia, que comprende al hombre y lo busca incansablemente. No es en primer lugar quien juzga severamente, sino del padre que comprende y acoge al hijo caído. En la misericordia se puede resumir el mensaje de Jesús.

“Dejémonos renovar por la misericordia de Dios, dejemos que la fuerza de su amor transforme también nuestras vidas; y hagámonos instrumentos de esta misericordia, cauces a través de los cuales pueda regar la tierra, custodiar toda la creación y hacer florecer la justicia y la paz”, dice el Papa Fancisco. Un corazón creyente es un corazón que se compadece de la debilidad, de la pobreza del otro. Vive con el corazón “apretado” ante la injusticia e indolencia del ser humano. Se escandaliza ante el mal del mundo, pero más se escandaliza ante la indiferencia y frialdad de quienes se dicen y sienten buenos.

“Si yo me dejo alcanzar por la gracia de Cristo resucitado, si le permito cambiarme en ese aspecto mío que no es bueno, que puede hacerme mal a mí y a los demás, permito que la victoria de Cristo se afirme en mi vida, que se ensanche su acción benéfica ¡Este es el poder de la gracia! Sin la gracia no podemos hacer nada. ¡Sin la gracia no podemos hacer nada!”, dice el Papa.

Los cristianos comenzamos éste miércoles el tiempo cuaresmal. Cuarenta días acompañando a Cristo hacia su pasión, muerte y resurrección. Tiempo ideal para una conversión interior. Quien termina igual que como empezó este tiempo, ha perdido el tiempo. Que marzo no nos consuma solo en ajetreos domésticos, importantes todos. Que sepamos abordarlos con sabiduría, paciencia y alegría. No solo daremos un buen testimonio de paz, buen ánimo y serenidad interior sino que lograremos comenzar el año laboral con mejor ímpetu y energías.

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