Renovar la matriz
Débora Calderón Kohon
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Débora Calderón Kohon
No hay que ser un experto en energías renovables para observar el panorama que se está dibujando en Chile desde hace algún tiempo, y aventurar algunas ideas de lo que podría ser una oportunidad de desarrollo económico y sustentable para varios sectores del país.
Para un observador común, hay varios aspectos que suman positivamente a la ecuación: un mercado con alta proyección, por la demanda que existe de generar energías limpias; una región que tiene nada menos que el 50% de las reservas mundiales de litio; una producción de cobre con un interesante valor agregado como para satisfacer la demanda de este mineral para autos eléctricos, y un porcentaje envidiable de cielos limpios y soleados para apuntar hacia nuevas fuentes energéticas para la industria del consumo.
Recién esta semana el interés de Tesla en una parte de la producción del llamado “oro blanco” para el desarrollo de la electromobilidad, remeció bastante los mercados. Elon Musk, el hombre detrás de esta empresa de automóviles, es conocido por ser un vanguardista en sus decisiones de negocios (como lo han sido PayPal, SolarCity, The Boring Company y OpenAI) y por dar en el clavo generalmente con sus innovaciones, siempre de la mano de algún componente eco-friendly.
Si a esto sumamos el anuncio del Ministerio de Energía que, junto a las principales generadoras eléctricas del país, pondrá fin al desarrollo de nuevas plantas termoléctricas que no cuenten con sistemas de captura y almacenamiento de carbono u otras tecnologías equivalentes, y buscará terminar con las que no cumplen esta norma antes de 2050, podemos dar cuenta de un fenómeno que está dejando de ser aislado para tomar forma y plantearse desafíos en los próximos gobiernos.
El recambio de la matriz energética ha dejado de pensarse como una utopía. La puesta en práctica comenzó hace unos años gracias a la tecnología y la innovación presente, las cuales han permitido contar con una mezcla de energía. Hoy existen nuevos jugadores en el campo que facilitan la tarea. No sólo las fuentes en sí mismas sino micro redes, empresas de seguridad, de informática y de software, e incluso comunidades proclives a generar sus propias fuentes para satisfacer sus necesidades. Como siempre, los nórdicos han tomado la delantera en hacer eficientes y sustentables sus sistemas de transporte y producción.
La modernidad y el ser humano que ha habitado el planeta, sobre todo los últimos 70 años, se ha relacionado con su entorno de manera unilateral, explotando recursos y produciendo tales niveles de contaminación, que estamos en una crisis de calentamiento global visible, aunque algunos insistan en negarla. Sin embargo, el futuro podría no ser gris.
Tenemos los recursos renovables y la tecnología para dar energía al planeta. Hoy un 100% de renovables es posible con la tecnología existente y con la eficiencia energética. Muchas ciudades y naciones ya están tratando de cumplir este objetivo. El desafío está en cómo los instalamos, es decir, cómo hacer desde el punto de vista técnico para instalar las redes de energías renovables.
Y ese desafío va de la mano con políticas que impulsen y faciliten aquellas iniciativas que incidirán en el desarrollo económico de Chile, sin perjudicar este territorio que hemos recibido y que debemos heredar a las futuras generaciones.