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Responsabilidad en la información

Luis Felipe Madariaga académico de la Universidad Finis Terrae

Por: Luis Felipe Madariaga | Publicado: Viernes 2 de febrero de 2018 a las 04:00 hrs.
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Luis Felipe Madariaga

De acuerdo con Russell (1996), existen tres tipos de influencias en los individuos: a) por el poder físico directo; b) por las recompensas y los castigos utilizados, y c) por la influencia en la opinión.

Cito en primera instancia esta distinción, en el contexto de lo ocurrido con las declaraciones del ex economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, respecto de la información contenida en Doing Business.

De esta manera, si nos centramos en el punto “c”, la influencia que este tipo de organismo tiene en la construcción de expectativas racionales de los diversos agentes económicos, podríamos inferir respecto de la gravedad de que estos informes pudiesen ser elaborados considerando variables poco objetivas.

En este sentido, por más que tratemos de restarle dramatismo señalando, por ejemplo, que la situación no tiene efectos en la toma de decisiones de los inversionistas, se debe ser más prudente ya que la influencia en la opinión se constituye en una importante herramienta para cambiar decisiones.

También es importante comentar que, desde la perspectiva económica, las opiniones respecto de un mercado o una economía en particular, pueden ir generando percepciones respecto de la existencia de asimetrías de información, provocando equilibrios sub óptimos en los mercados y las subsecuentes pérdidas sociales producto de posibilidades de evaluar incorrectamente una inversión (selección adversa), debido a que se desconoce o se infiere que la información no es correcta o existen agentes económicos que poseen más y mejor información.

Es por lo anterior que las instituciones públicas, sean nacionales o internacionales, tienen la obligación de la ecuanimidad en sus opiniones e informes, debido a que su influencia en las decisiones pondera en mayor magnitud que la de cualquier agente económico; además de generar la percepción de existencia de posibles asimetrías de información.

Por tanto, es necesario recalcar la responsabilidad que tienen los organismos públicos (nacionales e internacionales) y los agentes privados, en términos de la información o de las opiniones que publican, debido a la influencia de sus comentarios sobre otros agentes económicos y el impacto que poseen sobre las expectativas de estos.

Claro ejemplo de responsabilidad es el rol que desempeña nuestro Banco Central, puesto que el organismo demuestra su prolijidad en sus informes, proporcionando y opinando respecto de la situación cuyuntural de nuestra economía de manera precisa y con la debida información. Sin duda, algo que toda organización económica debiese tener.

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