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Se nos viene “el lobo”

Nicolas Garrido

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Nicolas Garrido

A fin de mes llegará a nuestro país Jordan Belfort, más conocido como "el lobo de Wall Street". Belfort es un ex corredor de la bolsa de Nueva York, en donde fue acusado de fraude, lavado de dinero y manipulación del mercado de valores; frente a lo cual fue encarcelado por pérdidas de más de US$ 200 millones de quienes habían confiado en él.

Jordan Belfort viene a Chile a exponer frente a ejecutivos y empresarios dispuestos a pagar por conocer el "Straight Line System", un método para conquistar al cliente, tener ventas exitosas, desarrollar el arte de la persuasión y cerrar un negocio basándose en la psicología del comportamiento humano.

En estos tiempos en que la actividad empresarial está siendo constantemente puesta en tela de juicio, la venida de Belfort puede ser una buena oportunidad para reflexionar sobre la naturaleza de la empresa y lo que actualmente necesitamos de ella.

No hay duda de que el empresariado administra una importante porción de los recursos del país, lo que supone una enorme responsabilidad ética. Ésta no puede reducirse a eso que se llama "responsabilidad social empresarial", si con este término caracterizamos los actos excepcionales a través de los cuales la empresa pone a disposición una parte de sus ganancias para la resolución de algún problema concreto.

Un auténtico sentido de responsabilidad implica que la empresa –y el empresario- deben regirse por normas que identifiquen el bien de la empresa con el bien común, lo que involucra el pago de buenos sueldos a sus trabajadores, el cuidado del medio ambiente, la conciliación constante de sus ganancias con una adaptación armónica a los entornos en que se sitúa, el respeto irrestricto a las normas y leyes, entre otros.

No es tarea nuestra juzgar moralmente a Jordan Belfort. Por lo pronto, ya ha sido juzgado legalmente en su país. Sin embargo, dada la naturaleza de lo que él enseña, no está de más recordar que no existe mejor fórmula para tener éxito empresarial que pagar sueldos justos, mantener buenos ambientes laborales, orientar y motivar a sus trabajadores e imprimirle valores y principios a sus organizaciones.

En definitiva, estar plenamente conscientes de que para generar progreso y crecimiento, deben preocuparse, en todo momento, por el ser humano y su dignidad.

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