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Telecomunicaciones: una oportunidad histórica

Felipe Simonsohn Director de Regulación y Asuntos Corporativos Wom

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Subtel anunció la semana pasada el ingreso ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) de la consulta de su Plan Nacional de Espectro, para definir el límite máximo de espectro radioeléctrico que las operadoras móviles deben tener concesionado para su operación, y además, con la responsabilidad de propiciar una competencia justa por medio de una redistribución eficiente del mismo.

Nos enfrentamos ante un hecho inédito para nuestro país, dispuesto en la Sentencia de la Corte Suprema por el caso de Conadecus contra los operadores móviles Entel Claro y Movistar, las que fueron condenadas por prácticas anticompetitivas por el Supremo Tribunal.

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De dicha sentencia emana una instrucción clave: Subtel debe ser un promotor de la competencia. Adicional a eso, deja en evidencia una preocupación relevante: el mercado chileno requiere urgentemente de una mejora en las condiciones competitivas.

Lo anterior auspicia una discusión que a fin de cuentas, debiera promover mayores beneficios a los consumidores. Sin embargo, por lo que conocemos hasta ahora de lo comunicado por Subtel, ésta no se haría cargo del problema de fondo: no equilibra la cancha en el mercado de telecomunicaciones.

Lo anterior, sólo mantendría una industria marcada por el status quo, con desequilibrios difícilmente remontables por operadores pequeños. Sólo como muestra, el 75% del espectro radioeléctrico total destinado a servicios móviles está en poder de estos tres operadores, mientras que en bandas bajas, ellos acaparan el 100%.

En este proceso, Subtel, el TDLC y el país tienen todavía la posibilidad de impulsar un cambio histórico para la industria y para el futuro de los servicios de telecomunicaciones.

Se ha dado una señal preocupante, dando una marcha atrás, cuando lo necesario era seguir avanzando en pos de los consumidores. La propuesta planteada por el organismo regulador sigue fomentando una industria con usuarios de primera y segunda categoría y no se hace cargo de impulsar la sana competencia.

Es ahora cuando Chile se enfrenta a la encrucijada entre mantener una industria marcada por una posición dominante colectiva o desafiar sus límites y avanzar. Empezamos un camino de discusión que no podemos dejar pasar en pos de seguir fomentando el desarrollo, de la mano de una competencia sustentable. Necesitamos progresar democratizando el acceso a las telecomunicaciones, y ésta es la oportunidad.

Lo reitero: para poder seguir desarrollando esta industria necesitamos con urgencia una mejor distribución del espectro radioeléctrico. Es fundamental que los partidos los juguemos todos en la misma cancha, ya que sólo así podremos competir en igualdad de condiciones.

Es de esperar que este proceso de consulta centre su discusión en lo que importa, en el desarrollo de Chile, en el beneficio a sus consumidores y en una sana y leal competencia. Un proceso ágil, que permita seguir invirtiendo en el país y que haga posible retomar el liderazgo de Chile en el contexto mundial. Estamos frente a una oportunidad histórica, no la desperdiciemos.

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