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Un paso adelante por decisión propia

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La primera vez que se utilizó el término “sustentabilidad” en el mundo fue en 1987, cuando la ex primera ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland, definió como sustentable “el desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.

Desde entonces, en diferentes partes del planeta el término sustentabilidad comenzó a ser utilizado en el lenguaje de negocios, provocando un fuerte remezón en los sistemas financieros. Obviamente, el problema también llegó a Latinoamérica. En el caso de Chile, el país empezó a enfrentarse con una serie de cuellos de botella que comenzaron a entorpecer su proceso de modernización económica: grupos medioambientalistas, falta de proyectos y ambigüedad medioambiental.

A la luz de lo anterior, hoy muchos se preguntan ¿cómo Chile financiará sus proyectos de exploración de minerales, infraestructura, industria pesquera o agricultura u otros sin frenar el desarrollo social y preservando el medio ambiente?
Hasta ahora, en Chile y en muchas otras partes del mundo, los bancos han intermediado desembolsos financieros para que las empresas y los gobiernos construyan carreteras, aeropuertos, ferrovías, hidroeléctricas y otras inversiones de tamaño significativo. Pero eso está cambiando. Hoy existe una modalidad mucho más efectiva, creada por instituciones financieras de prestigio, denominada Project Finance. Para utilizar esta herramienta, muchos de los grandes bancos del mundo, entre ellos, Itaú Unibanco acordaron adoptar voluntariamente los Principios de Ecuador. Se trata de un conjunto de directrices que deben ser respetadas bajo la modalidad Project Finance, con el objetivo de asegurar que los proyectos sean desarrollados de una manera socialmente responsable y que reflejen buenas prácticas de gestión ambiental.

Para introducir el tema en el país y hablar de la experiencia mundial que existe en esta materia, este viernes Santiago será sede del Programa Outreach. La iniciativa, impulsada por Itaú BBA en asociación con la Corporación Financiera Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y otras asociaciones locales, como la SBIF, tiene por objetivo difundir las buenas prácticas del análisis de riesgos socio-ambientales en el financiamiento de proyectos e intercambiar experiencias entre las distintas instituciones.

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