Opinión

Dólar y el gasto fiscal

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Hoy se cumplirá una semana desde que el Banco Central dio inicio al anunciado programa de compra de divisas, el que contempla unos US$ 12 mil millones de aquí a fines de año y busca apuntalar la posición de liquidez del país y, al mismo tiempo, suavizar el ajuste observado por el tipo de cambio en el mercado local en el último tiempo.



Dos hechos concretos se observan desde entonces: uno, que el precio de la divisa efectivamente repuntó -aunque en forma gradual- en el medio interno; y, en segundo término, en el mundo privado se ha afianzado la expectativa de que la acción de la autoridad monetaria le puso, a lo menos por el momento, un piso a la trayectoria de la cotización.

Esta percepción se reafirmó ayer en los resultados de la misma Encuesta de Expectativas Económicas que realiza el instituto emisor, la cual arrojo que entre académicos, consultores y ejecutivos o asesores financieros se prevé un rango de precios para el dólar entre $ 481 y $ 519 hacia diciembre, en circunstancias que el número que más se repite es de $ 500. Hacia fines de 2012, la situación no se ve tan distinta y los cálculos apuntan a un mínimo de $ 471 y un techo $ 536.

Es decir, se tiende a consolidar un consenso respecto a que la divisa se niveles acotados, cuyos altos y bajos de corto plazo estarán más bien determinados por los acontecimientos internacionales.

De hecho, en la última semana el dólar se ha tendido a fortalecer en el medio internacional como consecuencia de la desconfianza que reflota por los problemas fiscales de algunas economías de Europa. Esto, a su vez, ha afectado en cierta medida la cotización del cobre, que en ciertas jornadas ha visto frenar su ímpetu, que lo tienen situado sobre los US$ 4 la libra.

Dado los elementos anteriores, el análisis de economistas locales comienza a destacar -cada vez con más fuerza- la importancia del aporte que aún puede hacer el sector público en materia de competitividad. Y no sólo a través del trabajo que ya emprendió el gobierno con ciertos sectores productivos -cuya labor verá su fruto en los próximos meses-, sino que también mediante un mayor ahorro. Sobre todo, porque se entiende que el fisco recibirá un mayor flujo de recursos producto del alto valor del cobre. Y el precedente existe. En 2010 Hacienda decidió depositar en los fondos soberanos los dineros de la emisión de deuda. Una acción que, por lo demás, permitiría fortalecer las espaldas financieras del país, que tampoco parece exagerado en tiempos de menor crecimiento económico mundial.

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