Editorial

Ajuste bursátil

Pero las bases económicas, la salud financiera de las empresas, la disponibilidad de recursos para invertir y la capacidad de las compañías para crecer, siguen tan intactas como siempre

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A fines de 1996, el entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, hizo pública una de sus expresiones más conocidas: la exuberancia irracional de los mercados, provocando un ajuste en los precios de las entonces ultra valoradas acciones, en particular de las denominadas empresas punto com. No se trata que las autoridades de los bancos centrales deban comentar las variaciones bursátiles, pero existen momentos en que las correcciones violentas en los valores pueden traducirse en riesgos para la estabilidad financiera y eso obliga a tenerlos, a lo menos, en la mira.



Así se entiende el análisis que el Banco Central chileno incluyó en su último informe de estabilidad financiera, donde comparó los precios accionarios locales con otros mercados, utilizando cuatro modelos diferentes, para llegar a la conclusión de que tres de ellos apuntaban “aunque en diversos grados, a que el IPSA se encontraría algo por sobre el nivel sugerido por los distintos enfoques”. Añadía que “no obstante lo anterior, la magnitud de tales desviaciones, así como antecedentes del apalancamiento accionario de hogares y empresas, sugieren que los riesgos para la estabilidad financiera asociados a una potencial corrección del precio de este activo son, por el momento, acotados”.

En lo que respecta a la preocupación de la autoridad monetaria, hasta ahí el análisis. Pero para los inversionistas en general constituyó un indicio claro de que los ajustes de precios podrían estar a la vuelta de la esquina, teniendo en cuenta -además- el proceso, lento pero consistente, de recuperación en las economías más desarrolladas.

Por lo mismo, difícil mostrarse sorprendido ante las correcciones de precios experimentadas por el mercado local en lo que va de año. Al menos en términos de precio/utilidad, todo indica que existe aún mayor espacio.

Pero las bases económicas, la salud financiera de las empresas, la disponibilidad de recursos para invertir y la capacidad de las compañías para crecer y desarrollar nuevos proyectos, siguen tan intactas como siempre. De la mano de lo anterior, marchan varios proyectos de las bolsas locales para integrarse con sus pares vecinos y ampliar así las oportunidades y volúmenes de sus respectivas operaciones. También destaca el interés de la autoridad por propiciar condiciones para la apertura al mercado de empresas de menor tamaño o de rubros específicos, como ocurre con aquellas de la industria minera.

En definitiva, un escenario propicio para la actividad bursátil que en nada debiera cambiar a propósito de la corrección de precios. Las oportunidades seguirán generándose y la gracia está en detectarlas.

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