Editorial

Atraer inversiones: el plan de Colombia

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Las autoridades colombianas están apostando a que la contracción de 6,8% del PIB el año pasado, la mayor en su historia, no puede ser revertida únicamente desde las arcas fiscales -el Estado ya estaría gastando en torno al 2,5% del PIB en distintas medidas de ayuda-, sino que se necesita un fuerte influjo de inversión privada para retomar dinamismo. Ya al cierre del primer trimestre ésta fue 66% mayor que igual período el año pasado (sólo los 33 nuevos proyectos a cargo de la agencia estatal ProColombia significan unos US$ 1.595 millones y alrededor de 23 mil puestos de trabajo).

Vale la pena estudiar el ejemplo colombiano, aun reconociendo las muchas diferencias con la situación de Chile y su economía. Si bien cada país busca, lógicamente, una salida a la crisis de la pandemia a la medida de sus posibilidades, algunas definiciones pueden ser aplicables a otros contextos, sobre todo las de fondo. Así, no es irrelevante sostener que “no estamos pensando en subir impuestos a las empresas ni a las inversiones, sería pegarse un tiro en el pie”, como dijo en noviembre pasado el director general de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia.

Siendo Chile el principal inversionista latinoamericano en ese país, las empresas nacionales están particularmente bien posicionadas para evaluar la efectividad del plan colombiano para atraer inversiones, componente clave de su estrategia para reactivar la economía tras el impacto del Covid-19. Sólo para este año, Bogotá se ha impuesto la meta de atraer US$ 11.500 millones en inversión extranjera directa (un alza de 22,5% respecto de 2020).

La estrategia colombiana combina beneficios tributarios, contratos de estabilidad jurídica y beneficios varios para rubros específicos como la tecnología y las industrias creativas, entre otros. Esto, en paralelo con un plan para eliminar exenciones fiscales por hasta US$ 24.400 millones al año, para complementar las rentas estatales por otra vía.

La estrategia colombiana no es una bala de plata, como probablemente ninguna lo sea. Pero es un oportuno y potente recordatorio de que, siendo clave la ayuda del Estado, serán la inversión privada y el crecimiento económico los que permitirán la verdadera recuperación de esta crisis.

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