Editorial

Colapso en Santiago tras frente de lluvias

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En sólo unas horas durante el fin de semana, el rostro de la zona central del país y en particular de la Región Metropolitana cambió. Un frente de lluvias que había sido anunciado incidió primero en un masivo corte del servicio de agua potable que trastornó a los residentes de la capital y provocó el cierre de comercios y otros lugares de atención al público. El mal tiempo derivó luego en inundaciones, aluviones y deslaves que dejaron víctimas fatales y damnificados, mientras que un desborde en el río Mapocho -donde se realizaban trabajos- cubrió de agua y barro subterráneos, oficinas, locales comerciales, restaurantes y viviendas en Providencia.

Mientras en la agenda pública se debate sobre la responsabilidad que cupo a una o más empresas particularmente en el desborde del río, como también el papel que tuvieron los fiscalizadores de la autoridad, resulta prioritario superar la emergencia. La imagen de los cientos de locatarios desesperados en Providencia sumando daños, mientras sacan el barro y el agua para poder volver pronto a trabajar en uno de los ejes comerciales más activos de la capital, habla de la urgencia que se vive, y que con matices se ha repetido en otras zonas.

Las pérdidas van en aumento. De acuerdo con la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), el crecimiento de las ventas del comercio en abril podría verse afectado en hasta 1 punto porcentual producto de la emergencia climática, pérdidas que equivalen a unos US$ 50 millones sólo por concepto de menor facturación el domingo pasado en la Región Metropolitana.

De esta manera, resulta clave que todo el comercio tenga el apoyo para volver a trabajar a la brevedad.

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