Editorial

Crecimiento de la economía chilena

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Un crecimiento de 2,6% registró el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) durante diciembre último en relación con igual mes de 2012. Conforme a esta cifra preliminar informada ayer por el Banco Central, la expansión anual llegó a 4% en el ejercicio pasado, es decir, bajo el ritmo superior a 5% -e, incluso, más cerca de 6%- observado en los años precedentes.



Una primera conclusión, por ende, es que durante 2013 se confirmó la desaceleración esperada por la autoridad económica, ubicándose el resultado anual en el límite inferior de las proyecciones originales y alejando el objetivo de la actual administración de alcanzar un promedio de 6%.

Una segunda aproximación a los números ratifica la oportunidad de parte del instituto emisor de optar por un sesgo más expansivo de la de la política monetaria.

Un tercer punto, no obstante, se vincula más con la magnitud de la moderación en los próximos meses, sobre todo cuando el escenario internacional no ha soplado a favor de los países en desarrollo y, ya en el plano interno, el sector empresarial ha debido enfrentar cuellos de botella por el lado de alza de costos, en particular del energético.

Un avance de 4% es positivo, pero sin duda plantea un desafío mayor a las próximas autoridades económicas. En ningún caso parece saludable arriesgar un ajuste de más cuantía dado su impacto en el empleo y, en consecuencia, en el bienestar de la población.

Es evidente que las medidas pro crecimiento deben ubicarse en un primerísimo lugar de la agenda de la nueva administración. El reto no es sólo mantener el tranco de la economía, sino que acelerarlo.

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