Editorial

Desafíos fiscales para Michelle Bachelet

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La alta abstención en la elección presidencial del domingo debe llevarnos a reflexionar en torno a las causas y consecuencias para nuestra institucionalidad, pero es claro y nadie debiese cuestionar la legitimidad del triunfo avasallante de Michelle Bachelet, sobre un programa que plantea cambios estructurales profundos que naturalmente requerirán de importantes recursos fiscales para llevarse a cabo.



Esta necesidad de recursos será uno de los desafíos más importantes con los que la nueva administración deberá enfrentarse, especialmente, si como sugiere su programa de gobierno, se buscará converger en 2018 a un balance fiscal cíclicamente, lo que naturalmente requerirá de un importante ajuste fiscal, el cual vendría por el lado de los ingresos tributarios a través de la ampliamente difundida, aunque aun no del todo detallada, reforma tributaría, la que si bien podrá ser rápidamente aprobada, ya que la Nueva Mayoría cuenta con los quórums necesarios, difícilmente podrá entrar plenamente en vigencia en 2017 como se espera. Lo anterior, considerando que el cambio de base imponible –eliminación del FUT- implica modificaciones sustantivas, y para nada sencillas, de la ley de la renta, con una postergación de los mayores recursos fiscales. 
Más aun, los supuestos de crecimiento económico incorporados en el último Informe de Finanzas Públicas, parecen hoy demasiado elevados cuando se contrastan con las expectativa del mercado, lo que si bien no afecta los ingresos cíclicamente ajustados para la meta del próximo gobierno, a menos que el comité de expertos considerara que el crecimiento de tendencia también cae, sí podría llevar a grandes déficits efectivos que deben ser financiados.

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