La última cumbre del G7 dejó un claro ganador. Fue la figura de Emmanuel Macron la que salió más fortalecida de la cita mundial. El nuevo presidente francés supo manejar de manera sobresaliente los siempre complicados encuentros con Donald Trump, ante el cual apareció cordial, aunque firme, mientras que al mandatario estadounidense se le vio incluso un poco opacado en ciertos momentos.
La canciller alemana, Angela Merkel, que encabeza la mayor economía de Europa y que junto a su par estadounidense lideran la alianza occidental, se trabó en una amarga disputa con su socio norteamericano, que ahora amenaza seguir escalando. Aunque la confrontación puede ayudar a Merkel en las próximas elecciones nacionales, la polémica deja una sombra de dudas sobre su capacidad de comandar la región.
Macron, en cambio, prosiguió su agenda internacional con un tenso encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin, ante el cual no le tembló la voz para denunciar los intentos de intervención electoral de Moscú y los crímenes del aliado del Kremlin en Siria. El recién creado partido de Macron se encamina ahora a una solida victoria en los próximos comicios legislativos.