Editorial

Focos de incertidumbre fiscal

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El anuncio sobre el Presupuesto 2017 fue ampliamente bien recibido al instante porque mantenía un gasto fiscal creciendo bajo 3%, lo que daba señales de ir “ordenando la casa”. Sin embargo, a medida que se han ido conociendo sus detalles -incluyendo la entrevista del propio titular de Hacienda con este medio- han comenzado a surgir entre observadores algunas dudas de la sustentabilidad fiscal hacia adelante.

Las recientes declaraciones del ministro Valdés de que los próximos gobiernos tendrán que hacer “reasignaciones inescapables” ha levantado incógnitas. La primera de ellas: cómo podrán los próximos gobiernos acomodarse para poder cumplir sus programas. Efectivamente, el Informe de Finanzas Públicas ha mostrado que los gastos comprometidos desde 2018 a 2020, son lo suficientemente altos como para no dar espacio a gobiernos posteriores para implementar sus respectivos programas e, incluso, para poder cumplir las metas fiscales a 2020 es necesario rebajar los gastos comprometidos. ¿Cómo se financiarán? No se puede descartar que en ese escenario se abra muy pronto la puerta a una nueva alza de impuestos.

La segunda pregunta que emerge es por qué hay que esperar a próximos gobiernos para hacer las reasignaciones de gastos, aunque las miradas coinciden en que es claro que cualquier autoridad en el mundo buscará evitarlo en año electoral.

La gran interrogante a mediano plazo es cómo se logra la cuadratura fiscal y qué nivel de mayores impuestos requerirá. Lamentablemente esas preguntas quedan dando “bote” después de la presentación del Presupuesto, lo que podría generar en el futuro cercano una mayor incertidumbre en nuestra economía.

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