Editorial

La mirada política sobre inflación y crecimiento

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Un llamado a cuidar el tono del debate electoral hizo el consejero del Banco Central, Joaquín Vial, en el entendido de que ello bien podría influir en la velocidad de recuperación de la economía chilena, que la entidad anticipa se notará hacia fines del presente año.

Desde su óptica, resulta relevante el compromiso de parte de quienes pretendan liderar el país con el objetivo de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), así como con la estabilidad de los precios internos y la misma responsabilidad fiscal.

Su punto, defendido por otros actores del mundo económico-financiero e, incluso, algunos parlamentarios, dice relación con asumir y valorar los beneficios que ha significado para Chile la combinación de la política macroeconómica de las últimas tres décadas.

Si algo se critica de la agenda reformadora del actual gobierno es no haber reparado del todo en el impacto que tendría sobre el clima interno y, de paso, en las definiciones de inversión que apuntalan el PIB. Esta sensación fue reforzada por la misma presidenta de la República, Michelle Bachelet, quien reconoció hace unas semanas su falta de interés “en un crecimiento económico brutal si no hay mejora en la vida de las personas”.

Luego de tres años de decepcionantes resultados económicos, incluido 2016 y el primer trimestre del presente ejercicio, el llamado de Vial debiera representar una luz amarrilla respecto a la necesidad de poner el foco en los temas que importan para el bienestar de la la ciudadanía. Hoy, con las arcas fiscales ajustadas, no se vislumbra otro camino obvio para un pasar más tranquilo de los chilenos que un buen empleo propio de un país que crece.

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