La trampa delbajo crecimiento
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El ministro de Hacienda, en entrevista con este medio, ha puesto de relieve un asunto de la mayor importancia, en momentos en que se asienta la convicción de que el país muy probablemente cerrará en 2017 un cuatrienio de magro crecimiento, en torno a 2%. Textualmente el secretario de Estado afirmó que lo que más le “preocupa es que de a poco nos vayamos acostumbrando a un menor PIB potencial y nos pongamos contentos si crecemos 2,5%”.
Si bien el titular de Hacienda apunta que entre las causas de este fenómeno de menores tasas de crecimiento estaría la pérdida de una estrategia de desarrollo más robusta, a consecuencia del boom de precios del cobre que escondió algunas de nuestras debilidades, y señala como vía de salida el “tener flexibilidad para hacer otras cosas y preocuparnos de elevar la productividad”, lo cierto es que este es un diagnóstico que tiene larga data y respecto del cual se ha hecho poco y nada, o incluso se han adoptado medidas justamente en la dirección contraria.
Una de las dimensiones en donde lo anterior queda claramente de manifiesto es en el plano de la normativa laboral, la que, según un amplio número de expertos, varios de ellos afines a partidos de gobierno, e incluso a juicio de consejeros del Banco Central, está siendo objeto de modificaciones que no sólo comprometen la capacidad de crecimiento de Chile, sino que también están ancladas en una visión del mercado del trabajo anacrónico y que no mira al futuro.
Es clave, en este sentido, que los llamados a impulsar la productividad se visualicen como un todo coherente y exento de tan complejas contradicciones.
