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Editorial

Pragmatismo estratégico en el litio

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 31 de diciembre de 2025 a las 04:00 hrs.

El pragmatismo y el realismo político terminaron por imponerse en la compleja negociación que dio origen a NovaAndino Litio, la empresa conjunta entre Codelco y SQM que explotará el litio del Salar de Atacama hasta 2060. Pese a las críticas por la ausencia de un proceso licitatorio internacional, el acuerdo terminó asentándose como una decisión estratégica que permitirá al Estado asegurar su presencia en una industria clave para la transición energética y generar ingresos significativos en un contexto de estrechez fiscal, junto con asociarse a un actor con capacidades tecnológicas, operativas y comerciales probadas.

Chile cuenta con las mayores reservas conocidas de litio en el mundo -unos 9,3 millones de toneladas métricas-, lo que otorga al país una ventaja comparativa en un contexto global donde los minerales críticos se han transformado en eje de disputa geopolítica. La intensificación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha dejado en evidencia que no se trata solo de aranceles o acceso a mercados, sino de quién controla las cadenas de valor. En este escenario, asegurar una posición sólida en la producción de litio -clave para baterías, electromovilidad y almacenamiento energético- es estratégico.

El acuerdo plasma una solución práctica ante un mercado exigente y una coyuntura fiscal compleja.

En este marco, la asociación entre Codelco y SQM permitirá mantener la continuidad de producción entre 2025 y 2030, período tras el cual el Estado tomará el control de la operación. Con ello, se espera asegurar rentas futuras y una transición sin baches productivos ni riesgos regulatorios, ambientales o financieros, eventualmente presentes en una licitación con nuevos actores. El acuerdo estima que entre 2025 y 2030 el Estado capturará hasta el 70% del margen operacional, lo que a partir de 2031 subiría hasta 85% a través de impuestos, royalties y utilidades de Codelco. El valor total del acuerdo se ha estimado en US$ 50.000 millones.

En todo ello el componente técnico es clave. SQM aportará experiencia, permisos ambientales vigentes, infraestructura y personal altamente calificado. Codelco, que no ingresará con personal ni activos propios, obtendrá participación efectiva en una operación de escala global. Es un diseño que puede leerse como un ajuste de la Estrategia Nacional del Litio impulsada por el actual Gobierno, originalmente centrada en un rol mucho más activo de un Estado productor. A la larga, lo que ha resultado más viable -y efectivo- es una forma asociativa en que el Estado captura renta y participación, sin tener que asumir el riesgo ni la curva de aprendizaje de una industria que exige know how especializado.

No es trivial que este acuerdo fuese impulsado por un Gobierno que siempre ha expresado fuertes reservas respecto del rol del sector privado en indutrias estratégicas y, en este particular caso, sobre SQM y uno de sus principales accionistas, Julio Ponce. Aun así, el Ejecutivo se decantó por un pacto con un modelo mixto. Las dudas sobre el diseño tal vez persistan, pero más allá del método, lo que terminó primando fue una solución pragmática, que en el escenario actual permite aprovechar la ventana de oportunidad que ofrece el litio, al tiempo que otorga al país certidumbre regulatoria, continuidad productiva y participación efectiva en una industria crítica.

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