Precipitado debate sobre gratuidad
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Precipitación, improvisación e irresponsabilidad han sido algunos de los términos que desde amplios sectores se han aplicado al debate impulsado por el gobierno para anticipar la vigencia de la gratuidad en la educación, todo en un afán que incluso ha desconcertado a una fracción no menor de sus propios partidarios.
La obcecación con que se ha abordado este delicado asunto emana desde La Moneda y tiene al país viviendo una innecesaria trama de suspenso que compromete seriamente decisiones fundamentales de instituciones y personas.
Más allá de lo que ocurra finalmente con las votaciones en el trámite legislativo, este proceso dejará instalado un precedente delicado, a saber, el del abuso de la improvisación en el diseño y discusión de políticas públicas de fondo, lo que de paso ha alimentado un clima de crispación innecesario en el debate político con reproches y amenazas de lado y lado, las que incluso no han escatimado en notificaciones y advertencias al rol que han jugado como parte del normal funcionamiento de la democracia instituciones como el Tribunal Constitucional.
En este contexto altamente cambiante y a contrarreloj, que instala justificadas sospechas incluso sobre la calidad de los textos que están siendo votados, los actores involucrados han comenzado a hacer decisiones que se presentan como transitorias y condicionadas, en un clima que tiene un dejo de apremio rayano con la extorsión. Lo anterior tiene implícito el riesgo de mediano y largo plazo de generar desconcierto y frustración en las personas, más aún en un entorno económico más estrecho que limita la capacidad de cumplir promesas políticas.
