Editorial

Referéndum en Bolivia

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Si bien los resultados definitivos podrían conocerse dentro de unos días debido a la accidentada geografía del país, distintas proyecciones, así como los sucesivos reportes del Tribunal Supremo Electoral, apuntan a que la opción No se habría impuesto en el referéndum de este domingo que consultó sobre una reforma constitucional que permitiría al actual mandatario boliviano optar a una nueva reelección en 2019.

Tanto las proyecciones independientes, como los conteos rápidos y los reportes oficiales han ido no sólo reafirmando el resultado preliminar, sino que consolidando la brecha entre una y otra alternativa, al punto que las inicialmente reticentes autoridades comenzaron a admitir públicamente que están preparadas para un resultado adverso.

De confirmarse la tendencia, como todo lo indicaría, el resultado daría cuenta de una saludable vocación de alternancia en el poder de parte del pueblo boliviano, confirmando a nivel regional el giro en las preferencias electorales ya visto en los resultados de Argentina y Venezuela.

Y aunque desde cierto punto de vista el que los mandatos del presidente Morales representen una ruptura con la historia de inestabilidad política que ha caracterizado a ese país es una buena noticia, una eventual permanencia en el poder hasta el año 2025 alcanzada a partir de sucesivos cambios en las reglas del juego, a través de interpretaciones y reformas constitucionales, podría ser síntoma de un afán de captura del poder que a la larga debilite la democracia boliviana.

Como sea, el tema sin duda está siendo monitoreado de cerca en Chile, por sus implicancias sobre los diferendos que hoy sostienen ambos países a nivel internacional.

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