Reformas económicas y el costo de destituir a Temer
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El juicio político contra Dilma Rousseff, en Brasil, se fundamentó en evidencias de corrupción en su gobierno. Sin embargo, el factor que más contribuyó a su salida fue el hecho de que la destituida mandataria había perdido la capacidad de gobernar, su partido no respaldaba sus proyectos, e imperaba el desorden en el congreso.
Los mismos elementos, aunque de manera inversa, están jugando ahora ante un eventual impeachment a su sucesor, Michel Temer.
Aunque existen indicios que lo vinculan con un esquema para pagar sobornos y obstaculizar a la justicia, Temer se mantiene como una de las pocas figuras capaces de mantener el orden en las filas de la coalición y negociar los votos para sacar adelante reformas clave para la recuperación de la economía. Temer lo sabe y por eso está apostando a que el costo de sacarlo del cargo sería tan alto que muchos políticos no estarán dispuestos a asumirlo.
El problema para el presidente es que las reformas son sumamente impopulares entre la población en Brasil, que está saliendo a la calle para exigir su destitución, y seguramente va a seguir incrementando la presión hasta que lo consiga.
