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Editorial

Riesgos globales de la IA: efectos en Chile

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 22 de diciembre de 2025 a las 04:00 hrs.

El último Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central incorporó un análisis inédito sobre los efectos del auge de la inteligencia artificial (IA) en la economía global. Más allá del dinamismo que esta tecnología puede aportar, la autoridad monetaria expuso riesgos que pueden tensionar las condiciones financieras y afectar tanto el crecimiento mundial como el precio de las materias primas, entre ellas el cobre. Este doble impacto -positivo en la inversión y complejo en las perspectivas de precios y condiciones financieras- hace necesaria una reflexión sobre cómo puede el país enfrentar este nuevo entorno.

La IA se ha convertido en un motor relevante para la inversión, el comercio y los mercados financieros. Este empuje ha impulsado la construcción de centros de datos, la modernización de tecnologías de información y un vigoroso rebote bursátil en activos tecnológicos, donde la valoración de empresas ligadas a la inteligencia artificial supera a la de otros sectores. Sin embargo, existen riesgos en la adopción efectiva de IA y en la rentabilidad real de las inversiones actuales. Encuestas recientes muestran que, pese a un crecimiento notable en la producción y servicios tecnológicos, solo alrededor del 10% de las empresas ha incorporado estas tecnologías de manera significativa, lo que limita su potencial inmediato en productividad.

Más allá del dinamismo que la IA puede aportar, ciertos riesgos podrían tensionar las condiciones financieras y el crecimiento.

Para Chile, estos riesgos globales tienen implicancias clave. Por un lado, la evolución de la demanda de IA influye en la demanda directa e indirecta por de cobre. De acuerdo con cifras del Banco Central, la expansión de infraestructura para IA requerirá entre 300 mil y 500 mil toneladas adicionales del metal al año hasta 2030, lo que equivaldría a aproximadamente un 2% de la demanda mundial anual. Este impulso va de la mano de la expansión de redes eléctricas y sistemas energéticos que sostienen los centros de datos, lo que genera un factor estructural de demanda por el commodity. No obstante, en el escenario global actual el cobre enfrenta desequilibrios entre oferta y demanda. Proyecciones de mercado anticipan déficits acumulados de decenas de miles de toneladas hacia 2026, en un contexto en que el precio del metal se ha elevado a niveles récord.

Si los riesgos identificados por el Banco Central se materializan -por ejemplo, si la adopción de IA permanece concentrada en pocas empresas o si las inversiones no generan productividad amplia-, los mercados financieros podrían volverse más volátiles, y las condiciones globales de financiamiento podrían endurecerse. Eso afectaría al cobre, reduciendo su precio y, condicionando con ello los términos de intercambio y el crecimiento económico.

El desafío de la política económica local es, entonces, dual. Por un lado, el país debe aprovechar la potencial demanda estructural de cobre vinculada a la transformación tecnológica y energética; y, por otro, debe calibrar sus expectativas fiscales y de crecimiento frente a la posibilidad de correcciones en los mercados globales derivadas de los riesgos asociados a la IA. Esto incluye fortalecer la diversificación productiva, invertir en capital humano orientado a tecnologías emergentes y consolidar un marco regulatorio que incentive la adopción empresarial de innovación con un enfoque claro en productividad.

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