Editorial

Rol del Central

Un interesante debate se generó en www.df.cl a propósito de las opiniones de Francisco Armanet, columnista de Diario Financiero,

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Un interesante debate se generó en www.df.cl a propósito de las opiniones de Francisco Armanet, columnista de Diario Financiero, quien planteó una visión crítica a propósito del análisis sobre el valor de los activos bursátiles que el Banco Central incorporara en su último informe sobre la estabilidad financiera. “El Banco Central no puede emitir juicios de manera pública sobre el valor real de ningún activo que esté fuera del ámbito de su competencia”, planteó el columnista, basado en el mandato constitucional que rige al organismo.

La tesis sugiere que las opiniones del instituto emisor “movieron” a la baja los precios bursátiles, tras este informe que comparó el nivel de los activos con el de otros mercados mundiales, llegando a la conclusión que los precios locales superaban al promedio en la mayoría de los casos.

Identificar la causa final detrás de la corrección de precios observada en el mercado bursátil local -cuánto pesó la visión del Central y cuánto la evaluación de los propios inversionistas- es casi imposible. Por cierto que la caída no se condice con las optimistas proyecciones económicas ni el desempeño de las empresas, pero también es factible que esas estimaciones ya estuvieran presentes en el valor de los activos y que, lo que venía a continuación, era una toma de ganancias.

Pero el trasfondo del debate va más allá y vuelve a mostrar opiniones diversas respecto al rol del Banco Central, de sus equipos internos de especialistas y de su relación con el entorno. Algo similar refleja la discusión en torno a la evolución del tipo de cambio, con un sector exportador que reclama medidas al organismo emisor, mientras éste se beneficia por el impacto positivo que su caída genera en materia de presiones inflacionarias (su principal preocupación). También, y en el mismo ámbito, los comentarios en torno al programa de acumulación de reservas internacionales, “a un nivel compatible con valores observados en economías similares a la chilena” -como informó el organismo-, y que mantuvo su ritmo a pesar del atractivo precio que, para estos efectos, ostenta en la actualidad la divisa.

Por cierto que no es la seriedad ni el profesionalismo del organismo lo que está en duda, pero los debates en estas materias dan cuenta de un público interesado en las acciones del Banco Central y en sus procesos internos de decisiones, y que demanda mayores antecedentes, considerando el impacto que sus acciones y comunicaciones pueden tener en el mercado financiero. Esas exigencias son, por cierto, atendibles y finalmente aportan a la institucionalidad.

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