Editorial

Transparencia e información

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Chile Transparente presentó hace algunos días el informe “Índice de Percepción de Corrupción 2012” que ubicó al país en la posición 20 dentro del ránking global que mide a 176 naciones del mundo. De esta forma, nuestro país, junto con Uruguay, se consolidó como la nación menos corrupta de América Latina, atributo que ya por bastante tiempo distingue al país en el contexto regional.



Con todo, al dar a conocer los resultados del informe de Transparencia Internacional, el capítulo chileno de la entidad dijo que junto con resaltar los méritos y logros en este plano se debe poner atención en los desafíos y temas pendientes necesarios de abordar para seguir avanzando en esta medición internacional. En esa dirección se mencionó la necesidad de avanzar legislativamente en relación al lobby, en la necesidad de conquistar mejores marcos en materia de probidad y transparencia a nivel de los gobiernos comunales y de lograr un mayor “empoderamiento” ciudadano para denunciar los actos de corrupción a cualquier nivel.

Como sea, y siendo cierto que queda camino por recorrer, Chile cuenta con una base institucional solvente que permite asegurar una buena performance en los años venideros. El diálogo político y el aporte de think tanks y de instituciones como el propio Chile Transparente, han permitido ir tejiendo en los últimos años este tejido que ayuda a contener el abuso de poder y la corrupción. Se trata de instituciones que además cuentan como aliada a una prensa que, en la medida que se mantenga firme ante las presiones comerciales, políticas y de toda índole, ha sido y seguirá siendo un pilar fundamental en la performance de Chile en materia de transparencia.

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