La idea nació desde una necesidad personal. Daniela Back es ingeniera civil y trabajó 10 años en Latam en el área de customer experience. Cuando la modalidad home office entró bruscamente en vigencia con la llegada de la pandemia, le tocó vivirla embarazada y con un hijo pequeño demandando su atención.
Además, la aerolínea atravesó momentos particularmente difíciles que incluyeron medidas drásticas como reducción de personal. Más de alguna vez a Daniela le tocó tener que despedir gente a través de una pantalla y con su hijo casi encima.
Luego, en 2022, se fue a vivir un año a Estados Unidos acompañando a su marido que estudió un MBA. Su idea era seguir trabajando desde allá, pero a cargo de dos niños chicos, le resultó imposible. “Colapsé y renuncié”, cuenta. De vuelta en Chile se encontró con Valentina Sepúlveda, educadora de párvulos y también madre de dos. Conversaron sobre la experiencia compartida de intentar trabajar y criar al mismo tiempo. “Dijimos: ‘¿Por qué no hacemos un cowork que tenga una guardería donde te cuidan a los niños mientras tú trabajas?’”.
Este concepto Daniela lo conoció en Estados Unidos, pero en Chile no había encontrado algo equivalente. Aquí existían principalmente cafés o restaurantes con espacios para que jueguen los niños, explica Daniela. “Yo era usuaria de esas cafeterías, pero la verdad no podía comprometerme a tener una reunión importante si entremedio aparecían mis niños cada dos minutos. Entonces, te sientes mala mamá y mala profesional”, dice.
Entre más hablaba del tema con sus amigas y conocidas, iba visualizando la manera de atender esta necesidad. Al momento de emprender, relata, se encontró con muchos comentarios críticos que apuntaban todas las posibles razones por las que su idea fracasaría. “Aventurémonos igual, decidimos. No sabemos si esto va a resultar, pero tirémonos a la piscina”, relata Daniela.
Oficuna se hizo realidad en mayo. Se trata de un cowork con un espacio independiente habilitado como guardería. Ambas salas están separadas, pero se conectan a través de “ventanas mágicas”, como le llama la emprendedora. Son vidrios espejados que permiten a los padres o cuidadores ver a los niños desde el cowork pero no viceversa. Los menores están a cargo de educadoras de párvulos.
En el lugar también hay una cafetería que ofrece desayunos, almuerzo y colaciones para menores, como compotas o leche. “Todo está pensado para adultos y niños. Como mamá puedo trabajar mientras veo cómo mi hijo se divierte bajo la supervisión de un profesional”. Se admiten guaguas desde que sean capaces de permanecer sentados sin ayuda -eso sucede a partir de los seis-ocho meses aproximadamente- hasta niños y niñas de 6 años. Los juegos de la guardería están enfocados en ese rango de edad.
El factor SOS
Oficuna está en San Carlos de Apoquindo, en un stripcenter ubicado en la esquina de Avenida La Plaza con Camino el Alba. “Queríamos que fuera un local bien de paso para los vecinos del sector”, comenta. También optaron por esta locación porque es un lugar con varios colegios cerca.
Si a modo de piloto la demanda se ha activado rápidamente, las dos socias proyectan que en comunas más densas habitacionalmente y con menos acceso a contratar servicio doméstico, como Providencia o Ñuñoa, el éxito está prácticamente asegurado.
El cowork funciona de 9 a 19 horas. Tienen un sistema de reserva y capacidad para atender hasta 12 niños simultáneamente. Establecieron que una parvularia puede cuidar cinco niños, y si hay más menores, entra una segunda profesional. Mantienen un sistema de personal flotante que van activando en función de las reservas.
Para los usuarios existen tres opciones: si vas espontáneamente se paga por tiempo (son $ 5.000 la hora por cada niño). También puedes comprar un paquete de 10 horas a ocupar libremente, y ahí el costo por hora disminuye.
Y, por último, se puede adquirir un plan recurrente con 20 horas mensuales, que suma otro descuento. Daniela comenta que aproximadamente el 30% de los usuarios son papás o cuidadores hombres:
“Eso demuestra que empieza a haber un cambio en la sociedad”. Recalca que los adultos responsables deben permanecer todo el tiempo al interior del local, no se puede dejar a un niño y salir a resolver un trámite.
“Por temas de seguridad, tú te comprometes a estar todo el tiempo en el lugar. Si los niños necesitan comer o ir al baño, nosotros les avisamos a los papás o mamás. Tratamos de ser súper respetuosos y no interrumpir si están en una reunión, pero ellos deben hacerse cargo de esas tareas. Es una responsabilidad compartida: nosotros nos comprometemos a mantenerlos entretenidos”.
Reconocen dos factores inesperados que aportaron a lograr una ocupación más rápido de lo esperado. Una es la visita de dos influencers que visitaron Oficuna espontáneamente y publicaron contenido en sus cuentas sin cobrar ni aceptar canje. Una de ellas fue Catalina Schaerer, @mamasincaos, que tiene más de 500 mil seguidores en Instagram, y también la cuenta Umatú que se dedica a publicar experiencias y panoramas para hacer con niños. Sin invertir en publicidad para redes sociales, afirma, sus seguidores comenzaron a multiplicarse (a la fecha tienen 9.644 en Instagram) y llegaron varios clientes por estas recomendaciones.
A eso se sumó la cancelación de clases en Santiago por el sistema frontal del pasado 14 y 15 de junio. Esos días el cowork se llenó de padres que tenían que trabajar y nadie que les cuidara a los niños en casa. “La mayoría de nuestros clientes viene por primera vez producto de algún imprevisto doméstico, un SOS, y el 90% sigue viniendo”, asegura la ingeniera. Comenta que han pensado en hacer un reel con los tipos de mamás que frecuentan Oficuna; existen desde las más atareadas que pasan conectadas a reuniones, pero también algunas que se instalan a tejer o leer, mientras sus niños juegan cerca.
Plan expansión
Les ha ido tan bien, dicen, que están abriendo nuevos horarios para aprovechar el cowork con una serie de actividades, talleres y charlas a los que puedan asistir los padres y madres según sus intereses. Desde clases de acuarela hasta conversatorios de maternidad, menciona. De hecho, ya las han contactado de dos clínicas interesadas en impartir sus charlas en el local.
“Tiene que ver con un romanticismo nuestro de crear una comunidad y en términos de negocio hace el modelo muy rentable de funcionar como cowork-guardería en horario hábil, generamos un ingreso en los horarios valle. Es un lugar con una infraestructura increíble y yo como ingeniera tengo medido el costo por hora de cada una de las horas a través de la semana. Los viernes en la tarde y los sábados en la mañana, la gente busca más entretenimiento que cowork entonces ofreceremos tardes de cines, show de títeres, de magia, cuentacuentos, lanzamientos de libros infantiles, talleres de yoga, etcétera”, enumera.
La inversión inicial fue de $ 80 millones y es un emprendimiento autofinanciado por las socias, cuenta Daniela, sin inversionistas externos. La idea de expandirse ya está andando y antes de fin de año piensan abrir un segundo local en otra comuna. “Para el primer año nos habíamos propuesto dar a conocer el modelo de negocio y en tres meses ya estamos con payback positivo, superamos los costos operacionales. Todavía debemos recuperar la inversión inicial, pero hemos ido más allá de nuestras propias expectativas. Nuestro sueño es crecer”.
Han recibido ofertas de personas interesadas en abrir locales de Oficuna en otras comunas de Santiago y del país, afirma. Actualmente, están armando el modelo de negocio para convertirse en franquicia. Saben que no tardarán en aparecer otros competidores.
“Por lo mismo queremos expandirnos lo más rápido posible. Estamos construyendo el negocio para que sea escalable desde un inicio. Entonces, todo lo que hago lo pienso desde ahí. Trabajé en customer experience, siempre hablé de journeys de experiencia. Tengo bien diseñado el viaje de experiencia de Oficuna, entonces si tú lo franquicias, está todo resuelto para mantener este espíritu cálido y acogedor que nos gusta”.
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