Al menos la mitad de los alumnos de las universidades Santo Tomás y San Sebastián podrían estudiar gratis en 2016 si es que la medida anunciada por el gobierno aplicase también para las instituciones privadas que no pertenecen al Consejo de Rectores (Cruch).
Pero el partido parece ya estar jugado: el Mineduc ratificó que la política sólo beneficiará al 60% de los alumnos más vulnerables de las instituciones del Cruch, y CFT e IP acreditados y sin fines de lucro. Un diagnóstico común hacen frente a esta situación los rectores Jaime Vatter –U. Santo Tomás- y Hugo Lavados –U. San Sebastián-: el gobierno no tuvo la capacidad de escuchar las duras críticas que se hicieron transversalmente a una "medida injusta y discriminatoria". En este escenario, en la Corporación de Universidades Privadas (CUP), que reúne a 16 planteles y que preside Vatter, cunde la inquietud respecto de si tendrán posibilidad real de incidir en la discusión del proyecto de gratuidad universal, que comenzaría en septiembre.
Hugo lavados: "Es una política contradictoria con los principios que el propio gobierno ha levantado"
-¿Qué le parecen las exigencias para tener gratuidad en 2016?
-Es una decisión muy lamentable, porque es una medida tremendamente injusta: atenta contra la igualdad de oportunidades y genera un tremendo signo de interrogación respecto de cuál será el futuro del sistema. Es una política contradictoria con los principios que el propio gobierno ha levantado, de avanzar en políticas que reduzcan la brecha de desigualdad. El gobierno, desafortunadamente, no consideró ninguno de los argumentos que se hicieron desde que apareció el anunció de la Presidenta.
-Luego de ese anuncio pasaron casi dos meses en que se hicieron múltiples críticas a la medida, ¿el gobierno ha demostrado poca capacidad de escuchar?
-Respecto al tema de las universidades privadas, el gobierno ha tenido una escasa capacidad de escuchar, pero más aún, su principal problema es que no tiene un diagnóstico correcto. Hay un desconocimiento de minimización de la situación que hoy existe respecto de la acreditación y del control que el propio ministerio tiene sobre nuestras universidades. No hay buenos argumentos para esta política. El documento que nos llegó la semana pasada plantea prácticamente lo mismo que se planteó en marzo y eso que al documento inicial se le han hecho muchas observaciones y comentarios, pero no ha hecho mella alguna en la opinión de quienes postulan estas políticas. Ojalá que ahora con la nueva ministra haya diálogo verdadero.
-¿Cree que el gobierno tiene prejuicios o una mala visión de las instituciones privadas?
-Es probable que tenga una mala visión, un análisis incompleto de la situación y una insistencia en que se considerarán ciertos criterios que están enunciados, pero que no están planteados con fundamento ni de forma concreta.
-¿Hay cierta desconfianza hacia las universidades privadas?
-Es posible que sí. Nunca calibraron el impacto en la generación de mucha desigualdad que tendrá esta medida, en que dos estudiantes con las mismas características socioeconómicas y académicas, uno estudia gratis y el otro no. Exijo una explicación respecto al tema, las explicaciones que se han dado hasta el momento son extremadamente débiles y no consideran las consecuencias de esta política.
-En el contexto de desaceleración, ¿hay garantías de que en 2018 se alcanzará la gratuidad para las universidades privadas también?
-En el escenario actual no hay garantías de que las privadas podamos entrar después, por eso es que planteamos que haya un itinerario con fuerza legal. No puede quedar solamente una glosa en el presupuesto que sólo se refiere al 2016. Hasta el momento hay planteamientos generales y una serie de interrogantes en el aire. La medida del 21 de mayo fue tomada sin mucho análisis de las consecuencias, posteriormente el gobierno se vio enfrentado a una situación económica en que tiene que apretar el gasto público y optó por un camino equivocado. Cuando uno tiene pocos recursos, se pueden distribuir justamente, no está escrito en las tablas de la ley que había que partir por los estudiantes del Cruch.
jaime vatter: "Aunque regulen la matrícula del Cruch, la medida impactará en nuestra institución"
-¿Cómo ve los criterios definidos por el gobierno para dar gratuidad en 2016?
-Son poco defendibles. Es discriminatorio hacer diferencia según si una universidad pertenece o no al Cruch. En el caso de los CFT e IP, exigir que sean sin fines de lucro, algo que hoy no está en la ley, es colocar sobre la marcha una exigencia que si a uno le hubiesen dado tiempo para ajustarse a ese requisito, a lo mejor lo hubiese hecho.
-Pese a que el Mineduc exigirá a las universidades del Cruch congelar su matrícula para implementar la medida, ¿tendrá efectos negativos en la matrícula de las instituciones que quedan fuera de la gratuidad en 2016?
-Si la matrícula del Cruch no es efectivamente bien controlada, el impacto negativo en el resto de las universidades puede ser muy grande. Y aunque regulen la matrícula del Cruch, la medida igual impactará en nuestra institución, porque en el margen, algunos alumnos preferirán irse a esas instituciones gratuitas y habrá una sustitución de alumnos más vulnerables por alumnos menos vulnerables. Por ejemplo, en una universidad del Cruch hoy pueden estudiar 1000 alumnos del 60% más vulnerable y con la medida estudiarán 1.500. Los nuevos 500 vendrán de instituciones como la nuestra, pero nadie asegura que los 500 que salgan del Cruch -que no calificaron en ese 60%- vengan a nuestra universidad. Las que tienen más riesgo de tener un daño más severo son las instituciones más pequeñas, las que tienen situaciones financieras más vulnerable.
-¿Algunos alumnos optarían por no estudiar en 2016 y esperar a que la gratuidad alcance a todo el sistema?
-Es un tema que hemos analizado. Efectivamente hay alumnos que pueden decidir no estudiar en 2016 e incluso algunos que ahora estudian podrían congelar y esperar a que en 2017 sea gratis. Es algo que va a ocurrir.
-¿Estará dispuesto a entrar en las reglas del juego que defina el gobierno, para poder entrar al sistema de gratuidad?
-Lo primero es conocer el detalle de las reglas, porque hoy están sólo los titulares. Creo que el tema complicado es el de la participación triestamental en los gobiernos corporativos de las instituciones. Eso puede deteriorar la gobernanza de las instituciones. Las mejores instituciones del mundo no funcionan así. Pero, por otro lado, nosotros estamos en una situación en que no nos queda mucha alternativa dado el tipo de alumnos que tenemos. Vamos a tener que entrar al nuevo régimen. Pero esperamos que se logre llegar a una ley razonable que nos permita funcionar de manera eficiente y que no entremos para languidecer en el futuro.
-¿El gobierno tuvo capacidad de escuchar a los rectores que criticaron la medida cuando se anunció el 21 de mayo?
-Ha habido mesas temáticas y discusiones, pero uno ve que lo que sale sigue siendo lo mismo que había en un principio. Entonces no sé realmente cuál es la capacidad de cambiar el preproyecto al escuchar a los actores. Los propios estudiantes han sido más eficaces en lograr modificaciones que otros actores del sistema. Para 2016, tengo la sensación de que esto ya está zanjado, pero espero que cuando entre el proyecto de gratuidad haya más posibilidad de enmendar elementos criticables.