Hace poco tuve que operarme. Nada grave, pero lo suficiente como para obligarme a lo que más me cuesta: soltar el control, detenerme y dejar que otros se hicieran cargo. Lo que parecía un simple reposo terminó convirtiéndose en una lección íntima sobre vulnerabilidad, cuidado y vínculos reales.
Durante esos días escuché una frase una y otra vez: “¿Necesitas algo?”. Y respondí lo de siempre: “No, gracias. Todo bien”. Aunque no lo estuviera. Porque sí necesitaba: ayuda práctica, contención emocional, alguien que dijera con claridad: “Tú descansa, yo me encargo”. Pero pedir me incomodaba. No quería ser carga, ni molestar, ni mostrarme frágil.
Y ahí entendí: esa pregunta, aunque empática, muchas veces no alcanza. Es una zona de confort emocional. Suena cercana, pero no implica compromiso ni riesgo. Y en el trabajo pasa exactamente lo mismo: líderes —sobre todo mujeres— sosteniendo múltiples frentes, sin espacio real para decir lo que necesitan. Porque pedir aún se interpreta como debilidad, y mostrar cansancio como un error.
No es exclusivo de las mujeres. También a los hombres les cuesta pedir ayuda o mostrarse vulnerables. Pero la diferencia está en cómo reaccionamos: a ellos rara vez se les exige sostener a otros, no se cuestiona su liderazgo si se ausentan y, muchas veces, ni siquiera necesitan pedir, porque alguien ya resolvió por ellos.
Hace poco, una amiga recibió un diagnóstico médico difícil. Inmediatamente le llegaron decenas de mensajes: “Estoy aquí para lo que necesites”. Pero lo que realmente necesitaba era alguien que la acompañara al médico, que la ayudara a organizar sus exámenes, que simplemente estuviera. No compasión pasiva: presencia activa.
Ahí comprendí aún más: el verdadero cuidado no es “¿necesitas algo?”, es “yo me encargo”.
Liderar también es eso: construir espacios donde podamos pedir, descansar, equivocarnos, ser sostenidos. Porque todos —mujeres, hombres, colegas, amigos, parejas— tarde o temprano vamos a necesitar que alguien no espere a que lo pidamos, sino que diga con convicción: “Estoy contigo. Esto lo hago yo”.