Cartas

Cartas al Director

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Papa Benedicto XVI

Señor Director:
El 11 de febrero, fiesta litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, se cumplieron dos años de la insólita renuncia del Papa Benedicto a la sede de Pedro. Creo que más allá del recuerdo del hecho y de su significado en la historia del Papado, aún se pueden extraer lecciones para nuestro diario vivir.
Al recordar sus gestos esos días se me presenta vívidamente la imagen de la virtud de la humildad. Esta virtud, si se vive bien, está indisolublemente ligada a la de la magnanimidad. El verdadero conocimiento de uno mismo, reconociendo las propias fuerzas y debilidades, matizado por las grandes aspiraciones a las que se dispone un alma grande –eso es el magnánimo- es la base necesaria para tomar decisiones adecuadas, para uno mismo y para cuantos tienen que ver con uno. La aspiración, en este caso, al máximo ideal al que un ser humano puede tender –la santidad- no se ve mermada cuando las propias fuerzas obligan a buscar caminos adecuados para alcanzarla. En ese sentido, es el santo el que más contribuye al bien de la Iglesia, y no necesariamente el que figura o el que organiza su agenda.
También para los no creyentes esta lección es aplicable hoy a la hora de adaptarse a nuevos desafíos o retos humanos o profesionales, sin renunciar al ideal de excelencia, de superación, de amor al prójimo.
Algunos acuñaron el concepto "imaginación de la caridad". Así es, creo que Benedicto XVI hoy, a dos años de su renuncia, nos recuerda que, para el que ama, siempre se puede hacer el bien y contribuir al bien de los demás.

Esther Gómez, Directora Nacional de Formación e Identidad. Universidad Santo Tomás

Clase business

Señor Director:
Esta frase alude a los hechos polémicos acontecidos en el último tiempo y proviene de escuchar una conversación entre dos instruidos sobre la materia que buscaban una explicación lógica al problema: "El chileno siempre quiere viajar en un vuelo en business pagando por una clase turista o económica".

Francisco Abarca Tuzzini, Ingeniero Civil Industrial

Sueño país

Señor Director:
Parece que con tanto escándalo de la politiquería poco se habla del alza de impuestos, reformas constitucionales y el "estancamiento" económico. Poco se habla del futuro del país y se pisotea su pasado cada vez que se puede. Quizás es el éxito de Gramsci y su hegemonía cultural. Tal vez nos hemos dormido en los laureles y otra vez seamos un nuevo caso de desarrollo frustrado... No es momento de ser pesimistas sino de atrevernos a soñar y dejar constancia que muchos creemos en las personas, que cada uno puede soñar y, a pesar de las injusticias públicas, que el imperio de la ley se cumpla. Un Chile próspero, libre y en paz... ¿Es mucho pedir?

Mauricio Pérez Espinoza, Analista Círculo Acton

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