Cartas

Déficit de agua: dejemos que el precio cumpla su rol

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Señora Directora:

Recientemente el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, se refirió al déficit de agua que existiría en la Región. El gobernador señaló que “… mientras no haya que racionar el agua la gente no lo va a entender”; también dijo que “…seguimos viviendo y actuando como si estuviéramos en una ciudad con abundancia de agua”, a lo que añadió que están trabajando en una ordenanza para toda la RM sobre el uso del agua, en la que se colocan límites y sanciones.
Desde la economía sabemos que la relativa escasez de un bien se ve reflejada en su precio. Cuando esto no sucede –por ejemplo, cuando no se permite que la escasez conlleve un precio mayor–, entonces el resultado es efectivamente el que señala el gobernador, que puede resumirse en un mal uso de los recursos.
Donde se equivoca la autoridad es en la forma de intentar mejorar la situación. Controles de cantidad, sanciones o cualquier otra idea que no permita que el precio correcto se manifieste, no es una buena solución. Cuando cada persona observa su cuenta de agua y ve que cada litro que llega a su casa cuesta menos de $ 2 (o al menos ve una cuenta relativamente barata), entonces la señal que se le está dando al consumidor es clarísima: el recurso no es escaso, y da lo mismo que desperdicie agua, porque el costo que asumo es bajo.
El problema, entonces, es que la autoridad está bloqueando la señal que entregaría un precio correcto, evitando que este actúe sobre los incentivos que tienen las personas para no desperdiciar el recurso escaso. En su lugar, la autoridad pretende usar ineficientes alternativas de control y castigo. Por el lado del productor también un precio entrega señales, todas severamente distorsionadas por la fijación de un precio artificialmente bajo.
La economía enseña que las personas actuamos por incentivos, y el precio es uno extremadamente eficiente cuando se le permite hacer su trabajo.

Félix Berríos Theoduloz
Economista

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