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Cambio en el equipo: salen los economistas entran los políticos

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Ha sido un partido difícil, pero los economistas, principalmente en los bancos centrales, lograron ganarle a la recesión. Sin embargo, después de años en que el crecimiento se sostuvo por un mix de política monetaria expansiva y promesas de eliminar las trabas que impiden el crecimiento, es necesario impulsar la agenda de reformas. La hora de los (buenos) políticos llegó.

Partamos por Europa. Cuando Mario Draghi dijo que haría “todo lo necesario” para salvar el euro, probablemente evitó una crisis mayor en Europa, pero sus palabras y la política monetaria expansiva no solucionaron los problemas de fondo que tienen al viejo continente sumido en una profunda recesión. En China, Xi Jinping dio a conocer el plan de reformas más ambicioso desde el propuesto por Deng Xioping en 1978. Reformas necesarias para balancear una economía que terminó por adoptar un modelo de desarrollo basado en un activismo gubernamental que, exacerbado después de la crisis, ha generado entre otros problemas una burbuja inmobiliaria y un sistema financiero en “las sombras” totalmente inviables. Las reformas se discuten en China desde hace décadas, pero el bloqueo interno ha sido y será un escollo político enorme. En Japón, la habilidad política de Abe también será puesta a prueba, ya que sin reformas estructurales el impulso del “Abenomics” será de corto plazo.

La falta de acuerdo sobre una política fiscal que dé estabilidad a las cuentas públicas, obligó a la política monetaria a asumir un protagonismo excesivo en EEUU. Además de un potencial descalabro inflacionario, los más de US$ 3 trillones que la Fed ha comprado, incentivaron la toma de riesgo y el aumento de la duración de los portafolios, incrementando el riesgo de una corrida contra ciertos activos que haga subir las tasas largas más rápido de lo deseado. Similar a lo de junio, cuando el posible inicio del tapering generó un gran rebalanceo de portafolios, que, entre otras cosas, dejó en evidencia la vulnerabilidad de no pocos países emergentes.

En Chile, el buen manejo macro nos permitió beneficiarnos de las excepcionales condiciones externas sin crear vulnerabilidades mayores. Pero el alto crecimiento fue también la excusa ideal para no enfrentar temas apremiantes como el problema energético y avanzar con decisión en las concesiones. Hoy, el boom de inversión minera que nos ayudó a crecer cerca del 6% mientras el crecimiento del mundo se resentía, llega a su fin y si no solucionamos estos temas crecer mucho más que 4% será difícil.

Lo positivo es que los equipos económicos de las candidatas tienen credenciales suficientes para pedir un voto de confianza. Las dudas están más bien en la capacidad política para llegar a consensos que permitan avanzar, especialmente si la discusión por la Constitución, la gratuidad en la educación, entre otras, polarizan el ambiente dificultando alcanzar acuerdos en otros temas.

Hoy por sobre todo necesitamos buenos políticos. Mientras tanto, la vida de los economistas será algo más complicada, después de todo, como dijo Thomas Sowell, “las predicciones económicas requieren anticipar lo que los políticos van a hacer, y nada es más imprevisible”.

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