Padre Hugo Tagle

De vuelta a la oficina

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 20 de junio de 2022 a las 04:00 hrs.
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Elon Musk envió un correo a los trabajadores de su compañía Tesla en el que les exige regresar al trabajo presencial o marcharse de la empresa. Esto de trabajar remotamente, al parecer, no gusta a todos. Lo que parecía una tendencia para quedarse, ya presenta dificultades. “Te quiero ver en la oficina”, es el lema.

Por fuerza, y quizá uno de los coletazos más visibles de estos años de pandemia, ha sido el notable mejoramiento de los canales de comunicación virtual, versatilidad y rapidez que permite mayor flexibilidad laboral y, donde es posible, trabajo remoto.

“El “otro” no es un ser difuso, menos virtual, sino que realidad concreta, con quien convivo, me muevo y respiro “el mismo aire”.

Pero no todo es color de rosas. La comunicación virtual ha erosionado el sentido de pertenencia e impedido una aún mayor fluidez en reflexiones, discusiones e intercambio de información que, por lo visto, solo la presencialidad lo permite. Vivimos la paradoja de que nos comunicamos más, pero nos encontramos menos; interactuamos regularmente con personas a miles de kilómetros de distancia y no conocemos al vecino. Tenemos más puntos en común con gente que vive en otras partes del mundo y poco o nada que conversar con los que habitan a pocas cuadras de distancia o trabajan en la oficina vecina.

Se incuba un sentimiento de casi prescindencia del otro y, peor, se alimenta la sensación de que quien tengo al lado es un estorbo.

La visión cristiana camina en la dirección opuesta. El “prójimo-próximo” es el real, vigente y cercano. El “otro” no es un ser difuso, menos virtual, sino que realidad concreta, con quien convivo, me muevo y respiro “el mismo aire”.

¿Por qué es tan importante el sentimiento de pertenencia real? Somos seres encarnados en un espacio y tiempo. Eso lleva a que nos guste formar parte de “un algo” en medio de un todo. De una casa, barrio, parroquia, capilla, empresa, escuela. Ese “formar parte” se puede dar en el plano virtual, como las redes sociales o por la propiedad de una tarjeta, código o marca. Pero, el estar “in situ”, ver a la contraparte y sentir su presencia física, es irreemplazable. Nos vigoriza y revitaliza.

Con el teletrabajo se pierde la comunicación espontánea, “de pasillo”. Sí será un desafío mejorar la calidad de los encuentros reales, que realmente aporten, sean fecundos y productivos, fomentando una comunicación fluida y franca. La pregunta por “quien tengo al lado” cobra hoy nueva importancia.

Quizá muchas formas de desarrollarnos emigren definitivamente al campo virtual: educación, cultura, ciencia. Así y todo, grandes universidades siguen construyendo salas de clases y bibliotecas. El contacto personal no morirá nunca. Una vez más, Musk se muestra visionario.

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