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DF Conexión a China | China y Occidente deberían cooperar sobre deuda de mercados emergentes

FT View© 2022 The Financial Times Ltd.

Por: FT View© 2022 The Financial Times Ltd. | Publicado: Martes 27 de septiembre de 2022 a las 04:00 hrs.
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Durante al menos un par de años, ha estado claro que la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China (BRI, por sus siglas en inglés), el programa de US$ 838 mil millones lanzado por Beijing en 2013 para construir infraestructura en unos 160 países, en su mayoría en naciones en desarrollo, se está derrumbando. Sin embargo, mientras Beijing busca contener las consecuencias de los proyectos estancados y los préstamos morosos, corre el riesgo de complicar las cosas con un aumento de los “préstamos de emergencia”.

Nuevos datos de AidData, un laboratorio de investigación con sede en Estados Unidos, han descubierto evidencia de préstamos de rescate chinos a Pakistán, Argentina, Sri Lanka, Mongolia, Kenia, Venezuela, Ecuador, Laos, Angola, Surinam, Bielorrusia, Egipto y Ucrania. Tres de los mayores receptores -Pakistán, Sri Lanka y Argentina- han recibido en conjunto hasta US$ 32 mil millones desde 2017, según descubrió AidData.

“Es del interés de todos, incluyendo a Beijing, crear un sistema eficiente de resolución de deuda y préstamos de emergencia capaz de hacer frente rápidamente a las crisis de deuda en los países emergentes”.

Este tipo de crédito es muy diferente de los préstamos de infraestructura que dominan el BRI. Su objetivo es salvar a los países del incumplimiento de pago de su deuda externa, incluyendo los préstamos recibidos de instituciones chinas que se utilizaron para construir puertos, aeropuertos, carreteras, ferrocarriles y otras infraestructuras BRI.

En un sentido, tal asistencia debe ser aplaudida. La pandemia de Covid-19 ha golpeado severamente a muchos mercados emergentes y ha llevado a más de 100 millones de personas a la pobreza extrema, según estimaciones del Banco Mundial. Si no fuera por los préstamos de rescate chinos, es probable que las crisis financieras hubieran estallado en más países que son menos capaces de enfrentarlas.

Pero una amplia crisis de deuda de los mercados emergentes sigue siendo una clara posibilidad. Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), dijo este mes que alrededor de una cuarta parte de los países emergentes y más del 60% de los países de bajos ingresos enfrentan problemas, a veces graves, para pagar sus deudas. Georgieva hizo un llamado a los principales acreedores como China para “evitar que surjan dificultades”.

¿Qué puede y debe hacer China? En primera instancia, Beijing debería cooperar con los paquetes de rescate liderados por el FMI, como lo ha hecho en el caso de Zambia y provisionalmente en Sri Lanka, bajo los auspicios de un marco de alivio de la deuda elaborado por el Grupo de las 20 economías más grandes.

Pero las próximas etapas presentan una prueba real. Los acreedores chinos tendrán que dejar de lado su antigua aversión a reconocer pérdidas en sus préstamos. Es más, estos acreedores tendrán que permitir que las condiciones de sus préstamos, que durante mucho tiempo han permanecido en gran medida ocultas, se expongan a la vista del público. Tal transparencia será necesaria si se quiere convencer a todos los acreedores de que están asumiendo una parte justa de los probables recortes y pérdidas de los préstamos.

Sin embargo, la cantidad de diferentes acreedores chinos, que incluyen el banco central, los bancos de política, los bancos comerciales estatales y otros, puede complicar la tarea de llegar a resoluciones tempranas. Estas instituciones deben moverse rápidamente para llegar a acuerdos con respecto de la prioridad de deuda, para no retrasar los procedimientos.

A más largo plazo, el G20 es el mejor foro en el que China puede cooperar con otros acreedores bilaterales en la reestructuración de la deuda en los mercados emergentes. Beijing ha favorecido durante mucho tiempo este foro en asuntos internacionales, porque sus miembros combinan grandes países emergentes y naciones occidentales ricas.

En última instancia, sin embargo, es del interés de todos, incluyendo a Beijing, crear un sistema eficiente de resolución de deuda y préstamos de emergencia capaz de hacer frente rápidamente a las crisis de deuda en los mercados emergentes. Esto significa alinear a las prácticas de “préstamos de rescate” de China con las de otras organizaciones internacionales de acreedores como el Club de París y el FMI.

Las posibilidades de evitar las crisis, o de enfrentarlas rápidamente, se verán enormemente aumentadas por ese espíritu de cooperación entre China y las agencias lideradas por Occidente.

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