Columnistas

El riesgo de la economía digital

Tomás Sánchez Emprendedor, co-fundador de Alma Suite y director de ASECH. En Twitter: @TomsAwaki

Por: Tomás Sánchez | Publicado: Miércoles 22 de junio de 2016 a las 04:00 hrs.
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Uber, Airbnb, Alibaba y Amazon ya son competidores de nuestros jugadores nacionales y eso que están lejos. Por el momento son nichos, pero no hay que ser genio para entender que es una tendencia que no se detendrá. Observamos pasivamente cómo empresas extranjeras empiezan a tomarse mercados importantes para nuestra economía. Si ya habíamos perdido en el ciclo de especialización industrial de los últimos 50 años, hoy estamos partiendo con el pie izquierdo la próxima ronda que será aun más agresiva y decisiva.

Hoy nos enfrentamos a un problema triple: vamos a perder mercados que hoy consideramos nuestros, las tecnología reemplazará nuestra mano de obra y no vamos ganar ni un pedacito de los nuevos mercados que se están creando. En el último cambio de paradigma económico, los países se especializaron, bajaron los aranceles, pasteleros a sus pasteles: el primer mundo con industrias de valor agregado y Chile a recoger piedras y frutas. Nuestra balanza de intercambio económico zafó: hoy exportamos un poco más de materias primas que los productos sofisticados que importamos, quedando en un digno equilibrio. El problema es que con lo que viene, este equilibrio no se mantendrá y el mundo nos va a pasar por encima. Y cuando pase, vamos a levantar las manos mirando al arbitro pidiendo fuera de juego con cara de giles y no nos van a cobrar nada.

Internet ya explica hoy el 6% del PIB tanto en EEUU como en China, y la digitalización y desmaterialización de los servicios, el internet de las cosas y la inteligencia artificial están destinados a multiplicar este fenómeno. No será sorpresa que los grandes proveedores de estas soluciones no serán nacionales y así es como destruirán nuestra precaria economía que sufre cuando ocurrentes científicos inventan ridiculeces como el grafeno y también cuando se resfrían los salmones. Paso a paso, apoyado por la comodidad y elección de un buen servicio de todos los chilenos, iremos entregándole nuestra economía a empresas extranjeras. Habrá maquinas para cortar (bien) el pelo y el crédito para comprar un auto me lo dará un tipo sentado en Bangalore. Los servicios más cotidianos que hoy están en manos chilenas, simplemente dejarán de estarlo. La diferencia entre bienes transables y no transables que le enseñan hoy a los economistas, está quedando obsoleta.

Por otro lado, se está creando una nueva economía que no reemplazará la actual, sino que la ampliará, pero que empujará nuestra relevancia económica aún más hacia el rincón. Nuestra ropa monitoreará nuestra salud, pocos alcanzarán a enfermarse y eso cambiará completamente esta industria. Los drones ya están siendo utilizados por UPS y Amazon, y no cabe duda que mañana será un mercado relevante en Chile. La pregunta será si el proveedor será nacional o vamos a esperar un paro de Correos de Chile para darnos cuenta de que ya son parte cotidiana de nuestras vidas, pero no de nuestra economía.

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