José Miguel Benavente

Apoyos individuales o grupales

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Por: José Miguel Benavente | Publicado: Martes 24 de mayo de 2016 a las 04:00 hrs.
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Una de la principales características del apoyo público a las actividades de ciencia y tecnología en Chile, es que dicho apoyo ha sido tradicionalmente focalizado en los investigadores como individuos más que a un grupo de ellos. Solo con la creación de la Iniciativa Científica Milenio, a fines de los años noventa se comenzó con un política de promoción de grupos de investigación. Hoy en día si bien existen otras fuentes de financiamiento a la investigación de carácter grupal una buena parte de los recursos públicos siguen orientados a apoyar investigadores más que un grupo de ellos. Y el caso de las becas, no es una excepción. Evidentemente un investigador no trabaja solo y por ello cuenta con investigadores asociados, principalmente ayudantes y equipo de apoyo. Pero en esencia en estos casos se trata de un líder de proyecto más su equipo y no de un grupo de investigadores que cuentan con un rango académico y responsabilidad relativamente similar al interior del equipo.

Las ventajas de apoyar grupos de investigación más que individuos son relativamente evidentes. No solo requiere de un cuerpo colegiado en el diseño del o los proyectos, también exige un sistema más transparente de rendición de cuentas al interior del grupo pero quizá lo más relevante tiene que ver con la forma en que se genera y transmite el conocimiento, aspecto que justifica que se financie, en parte, con recursos públicos a dichos grupos.

Los grupos de investigación potencian lo que los economistas denominamos economías de escala y ámbito pues, por una parte, los costos marginales de producción de conocimiento se van reduciendo conforme la escala aumenta y, por otra, la multidisciplinariedad y los beneficios que conlleva se potencian al encontrarse investigadores de diferentes áreas del conocimiento en el desarrollo de teorías o soluciones para problemas previamente definidos.

Hoy en día gran parte de los avances científicos y tecnológicos son realizados en forma grupal. Y el apoyo público –y también privado- ha venido moviéndose hacia potenciar dichos grupos más que a los individuos y sus equipos. Reflejo de ello es el creciente aumento en el número de autores que tiene los trabajos académicos. Un extremo: un reciente trabajo académico sobre el tamaño del bosón de Higgs publicado por la revista Nature tenía más de 5.000 co-autores.

A la luz del reciente anuncio formal de la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología (y por verse, si de Innovación) sugerido por la Presidenta en el reciente discurso del 21 de mayo, vale la pena revisar los contenidos que debe tener una política en estas áreas. En estas columnas de opinión se ha hecho un esfuerzo por mostrar algunas de ellas tales como la orientación de la investigación, el financiamiento de la formación de magíster, doctores y postdoctorados, la estructura institucional de tal ministerio y esta vez, sobre la dimensión colectiva del financiamiento público. Son muchas más las dimensiones que se deben tener a la vista y sin duda un gran desafío para el diseño de la nueva política nacional, que ahora en adelante tendrá responsables claros y visibles y, es de esperar, con los recursos necesarios para su implementación. Un gran y necesario desafío.

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