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La continuidad del liderazgo chileno en la aviación latinoamericana

Anthony Tyler Ex Director General y CEO International Air Transport Association

Por: Anthony Tyler | Publicado: Viernes 17 de marzo de 2017 a las 04:00 hrs.
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En las últimas semanas, he seguido con particular interés la discusión y las distintas visiones de algunos actores en Chile sobre los acuerdos de Joint Venture anunciados por Grupo LATAM Airlines y dos referentes de la industria a nivel mundial en Estados Unidos y Europa que, al igual que el primero, forman parte de la alianza Oneworld. Quisiera aportar mi experiencia a la discusión.

Estos acuerdos han demostrado ser un catalizador para las economías, el turismo y la competencia. La idea es nueva para Sudamérica, pero tan antigua como los códigos compartidos y las alianzas globales. En total, 30% de los vuelos internacionales del mundo operan bajo esta figura, que nace en los años 90 con el fin de que dos aerolíneas con propiedad independiente, puedan gestionar conjuntamente redes de destinos, tarifas, operaciones, manteniendo la independencia de las compañías, con el objetivo de fortalecer a la propia industria e impulsar el acceso de los pasajeros a una mayor red de destinos.

Más de 30 ejemplos implementados en el mundo demuestran los claros beneficios para los clientes: mejores precios, acceso a más destinos, más vuelos y alternativas de viaje son algunos.

Históricamente, Chile ha sabido reconocer el valor de la aviación y de integrar sus redes aéreas a nivel mundial. A pesar de que es un país pequeño, inserto en una región que sólo representa el 5% del tráfico aéreo mundial, la aviación comercial chilena destaca dentro Sudamérica con la mayor tasa de viajes en avión per cápita y por su liderazgo en materia de libre mercado. Fue el primer país en cerrar un Acuerdo de Cielos Abiertos con Estados Unidos y es el único en el mundo abierto en cabotaje.

La implementación de Joint Ventures se ha vuelto una tendencia en la aviación global e incluso han abarcado países similares a Chile, como lo es el caso de Nueva Zelanda, país pequeño y con una posición equivalente a la de Chile, que cuenta con un operador aéreo fuerte, Air New Zealand, aerolínea que ya tiene cinco Joint Ventures.

Esta región no debe quedar fuera de este tipo de acuerdos, que se hacen posibles gracias a la presencia de aerolíneas dispuestas a innovar en sus relaciones comerciales. Un gran avance fue la aprobación del acuerdo entre LATAM e IAG por parte de la autoridad brasilera. Es una buena noticia para el país y para la región y demuestra que las autoridades de libre competencia validaron los beneficios que este tipo de acuerdos conllevan.

Es importante que las autoridades aporten un análisis riguroso sobre lo que éstos implican. Considerar la gran complementariedad de redes aéreas entre Sudamérica tanto con Europa y Norteamérica, así como la mínima superposición existente, la relación costo-beneficio de los Joint Ventures propuestos y su potencial para el desarrollo del país. Las autoridades deberían apoyar esta oportunidad para Chile de continuar en la senda del liderazgo de la aviación latinoamericana.

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