Los caminos del Banco Central y las oportunidades para la renta fija
Marco Salin Gerente de Renta Fija de EuroAmerica AGF.
La devaluación del yuan no sólo ha generado incertidumbre respecto de la esperada subida de tasas por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos. Sus efectos sobre el precio del cobre se suman a la depreciación del tipo de cambio, la desaceleración económica y el aumento de la inflación en nuestro país, contribuyendo a un panorama que lleva a algunos expertos a preguntarse por una inminente intervención del Banco Central (BC).
Si bien los mercados están expectantes al momento en que la Fed decida subir las tasas, es probable que este proceso se alargue. Por lo tanto, es interesante cuestionarse lo que pueda ocurrir en Chile en el actual escenario, donde la decisión que tome el BC influirá directamente sobre las tasas de interés, abriendo distintas posibilidades para los inversionistas, dependiendo de sus horizontes de inversión.
En primer lugar, la autoridad monetaria podría apostar por el crecimiento, manteniendo la TPM en 3% (o incluso bajándola), independiente a que la inflación de corto plazo se mantenga alta, ya que las expectativas a 24 meses siguen ancladas. Esto podría arrastrar al peso a una mayor depreciación y para afrontarla se haría necesaria una intervención junto con una esterilización para no mover la masa monetaria en pesos. De esta forma, el Central tendría que volver a inyectar los pesos en el mercado, posiblemente a través de la compra de bonos de largo plazo, haciendo caer las tasas de interés. Ante este escenario los más favorecidos serían aquellos inversionistas con posiciones en renta fija de largo plazo.
Otro camino sería subir la tasa de interés para controlar la inflación, mermando el crecimiento de corto plazo. Esta opción podría generar pérdidas de capital a quienes ya invirtieron en papeles de renta fija, principalmente emitidos por el gobierno o el propio Banco Central, pese a que abriría oportunidades a quienes recién comienzan a invertir. De darse este escenario, los bonos corporativos serían los mayormente beneficiados, devolviendo sus spreads a promedios históricos, (hoy nos encontramos por encima de esos niveles) y alejando a los inversionistas de las posibles pérdidas de capital.
Finalmente, no podemos descartar la posibilidad de que el ente emisor prefiera esperar y ver cómo evolucionan los indicadores antes de actuar, dejando cualquier cambio para el próximo año. Ante ello, estar invertido en papeles corporativos de largo plazo se avizora como una mejor oportunidad, ya que se podrían obtener los beneficios combinados de los dos escenarios previamente descritos.