Manuel Bengolea

Ciclo emocional del inversionista

Manuel Bengolea Gerente general Octogone Chile

Por: Manuel Bengolea | Publicado: Lunes 5 de noviembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Ya en el 2202 Daniel Kahneman recibía el Premio Nobel de Economía por integrar aspectos de la teoría psicológica sobre el comportamiento económico del ser humano en momentos de incertidumbre. En 2017 ese mismo galardón recaía sobre Richard Thaler por sus contribuciones al desarrollo de la economía conductual. Esta disciplina integra —y explica— la racionalidad y emocionalidad en la toma de decisiones de los inversionistas.

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En la actualidad, cuando los mercados financieros parecieran ir a ninguna parte, de hecho como no sucedía hace ya muchos años, la rentabilidad de casi todos los activos financieros exhibe un desempeño negativo en lo que va del año. Esto ha ocurrido tan sólo en dos ocasiones anteriormente: durante la estanflación de 1970 y la crisis financiera global. Razones hay muchas para intentar una explicación, sin embargo, la más relevante pareciera ser que los inversionistas han sobre-reaccionado a cambios modestos en la fase tardía del ciclo económico.

La emoción de los inversionistas está en el período alto del ciclo, esto es, el de la exuberancia, donde las expectativas son altas y las decisiones contienen un elevado componente emocional. Si a lo anterior se el antepone el ciclo económico, donde es probable que la economía y las ganancias corporativas estén cerca del tope, también era esperable un ajuste en los precios de los activos financieros de riesgo.

A estas alturas, cuando las ganancias para el 2018 se borraron y entraron en el territorio de pérdidas, y de la exuberancia comenzamos a transitar a la negación y al temor, es cuando los inversionistas deben echar mano de sus reservas de liquidez emocional para sostener su visión de largo plazo. Por otra parte, si usted fue bien asesorado o tomó las precauciones para enfrentar los ciclos conductuales y económicos adversos, entonces su portafolio debería contar ya con las medidas de protección para las bajas cíclicas.

La magnitud y profundidad de este ciclo económico determinará nuestro ciclo emocional. En esto las expectativas juegan un rol esencial y dependen de qué suceda con la FED y su política monetaria, y qué clase de desaceleración, o contracción, enfrentaremos en los próximos trimestres. Sin duda el alza en la estructura de tasas de interés en dólares está cambiando el precio relativo de todos los activos financieros en el mundo, y por ende desplazando rápidamente la curva de eficiencia y preferencia a la que hacemos frente los inversionistas.

El ciclo económico está lejos de una contracción, sobre todo porque tanto en EEUU, gracias a corte de impuestos y apoyo fiscal, como en China, donde es altamente probable que el gobierno emplee políticas de estímulo para estabilizar el crecimiento, el desarrollo económico tiene para varios trimestres más. Otros países y zonas, como Japón y Europa, a pesar de una evidente desaceleración, tienen combustible para continuar creciendo. Sin embargo, la expansión de las utilidades se ve algo más complicada, a no ser que se observe un salto significativo en productividad, que por ahora se ve más lejos.

En conclusión, en las circunstancias financieras y emocionales que prevalecen hoy, pareciera que el ajuste en los precios de las acciones podría estar cerca de su piso, esto es, los mercados estarían sobrevendidos. Sin embargo, quedan dudas que podrían afectar en el corto plazo la emocionalidad del inversionista, con lo cual su predisposición a tomar riesgo decaería. Hoy no es el mejor momento para tomar decisiones, la calma y la prudencia deberían ser sus principales herramientas para enfrentar los próximos meses.

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