Manuel Bengolea

Exuberancia irracional

Gerente general Octogone Chile

Por: Manuel Bengolea | Publicado: Martes 21 de febrero de 2017 a las 04:00 hrs.
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Manuel Bengolea

A fines de 1996 el entonces presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Sr. Alan Greenspan, dijo: “Pero cómo sabemos cuándo la exuberancia irracional ha escalado indebidamente el valor de los activos”. Las reacciones en los mercados financieros no se hicieron esperar y se ajustaron. Sin embargo al corto andar muchos soslayaron el trasfondo, y continuaron apostando en la frenética alcista de los mercados accionarios.

Luego vinieron los recortes de tasas por parte de la Fed como prevención a los potenciales problemas por el Y2K (el paso de 1999 al 2000 generó mucha especulación sobre el impacto que tendría en la economía por los posibles problemas informáticos). Todo este cóctel de eventos terminó con el NASDAQ por sobre los 5.000 puntos a principios del 2000, y de ahí vino el despeñadero en el precio de las acciones, y que tomó como 15 años volver a dicho nivel.

El exceso en las valorizaciones de las acciones en general y las tecnológicas en particular ocurridas a principios del 2000, y previamente advertidas por el presidente de la Fed, tienen su origen en los excesos de liquidez, que al igual que la nieve derretida busca su cauce y, cuando no se detienen a tiempo, terminan con burbujas que al explotar se trasmiten al sector real, como fue el caso del 2000 y el 2008 (crisis subprime).

En la actualidad, en el mercado accionario de EEUU, hay ciertas similitudes con esta exuberancia irracional del 2000 y el 2008, pues los inversionistas descuentan las noticias positivas a cerca de un 100% de probabilidad de ocurrencia, mientras las negativas son sorteadas casi olímpicamente. De la noche a la mañana Trump pasó a ser positivo para el crecimiento económico y las utilidades de las empresas americanas.

En efecto, la noche de la elección los futuros de los principales índices americanos caían conspicuamente cerca de un 5%, y cuando el mercado abrió la mañana después, no pasó nada. El Brexit y el referéndum italiano provocaban escalofríos antes de, sin embargo cuando resultó lo inesperado, los inversionistas hicieron caso omiso. La razón

precio/utilidad esperada del S&P 500 es superior a 17.3, el nivel más alto de los últimos 10 años.

Por supuesto que no todo es culpa de la política de la Fed, que actúa como carburante en las expectativas de los inversionistas. Lo que ha encendido la mecha han sido las promesas del gobierno de Donald Trump respecto de su política de impuestos, regulación y comercio, lo que tiene al mercado en llamas. Es más, las utilidades esperadas por los analistas para el S&P 500 en el 2017 han ido ajustándose paulatinamente a la baja en el tiempo, desde un incremento de 14% hace un año atrás hasta un 10% en la actualidad. Todo lo contrario a lo observado con el precio de las acciones que componen dicho indicador.

Si lo descrito anteriormente no constituye un ejemplo de exuberancia irracional, entonces me cuesta entender qué lo sería. En el pasado estas exuberancias han sido costosas para los inversionistas, por lo que creo que llegó la hora de dejar las emociones y enfocarse en las razones.

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