Manuel Bengolea

La petición del Banco Central

Manuel Bengolea Gerente general Octogone Chile

Por: Manuel Bengolea | Publicado: Viernes 10 de junio de 2016 a las 04:00 hrs.
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Manuel Bengolea

Aprovechando la presentación de los Informes de Política Monetaria y Estabilidad Financiera, el Banco Central de Chile hace un llamado a los actores sociales para que, en lo que según él sea hoy el mayor desafío que enfrenta nuestro país en el ámbito económico, se enfrente con decisión el crecimiento. Este llamado tiene un destinatario claro y evidente: los políticos afines al gobierno, que desatendiendo el clarísimo mensaje de una diversidad de encuestas que evalúan mal el camino escogido por la Nueva Mayoría, insisten en continuar con su Programa.

La petición del Central resulta preocupante, pues en las reflexiones al Senado, su presidente señala explícitamente que una de las premisas para el crecimiento económico es el retorno de la confianza, como también es enfático en recalcar que el primero depende de dos elementos fundamentales, relacionados entre sí, entre los cuales estamos al debe: la inversión y la productividad. Es más, dice que: “la menor confianza que exhibe hoy el país, más allá de sus causas específicas, es un freno a la inversión”. Finalmente, remata advirtiendo que las fuentes de crecimiento de largo plazo de los países están en otros ámbitos que están evidentemente más allá del alcance de la política monetaria.

Es cierto también que el Central le hace un guiño al gobierno aludiendo a su agenda de productividad como un buen punto de partida. Sin embargo, esta agenda será tan sólo un pequeño avance, si es que el gobierno no comienza de una vez por todas a emitir señales acordes como las que el Central solicita para recuperar las confianzas y re-acelerar la economía a su crecimiento potencial de 3,5%.

En este sentido, los consumidores y los empresarios, una parte significativa del quehacer económico nacional, no entendemos qué parte de la petición del Central para reconstruir confianzas no entendió el gobierno, pues es inexplicable e inentendible que una reforma laboral con un 60% de desaprobación, según la última encuesta GfK Adimark, se insista en la titularidad sindical, ahora mediante un cambio a la Constitución, cuya aprobación requeriría 2/3 de los votos de ambas cámaras.

El gobierno debe comprender, como máxima autoridad nacional, y además responsable material de una parte de la desaceleración y desplome de inversión que afectan al país, que es él el llamado y el aludido por el Central, para reconstruir las confianzas. Y que por lo tanto es el gobierno quien debe emitir las señales para que esto suceda, pero al hacerlo debe asegurarse de que éstas sean creíbles para esa masa de personas que hoy desaprueban su gestión. La credibilidad de las señales será potente para dicha masa, mayoritariamente consumidora y emprendedora, si el rumbo es efectivamente modificado por el gobierno.

En definitiva, la señal que el gobierno emite al insistir en una formula mala (titularidad sindical) mediante la forma inadecuada (cambio constitucional), sobre una reforma ampliamente rechazada por la población, es que no le interesa la opinión del pueblo, o bien considera a éste incapaz de decidir sobre materias donde los burócratas iluminados si pueden. Así no se restauran las confianzas ni se frena la desaceleración.

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