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México: ¿el retorno del PRI?

Los mexicanos elegirán en julio de 2012 a su nuevo presidente por los próximos seis años. Las encuestas coinciden en señalar que la primera opción, hoy la tiene el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

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Los mexicanos elegirán en julio de 2012 a su nuevo presidente por los próximos seis años. Las encuestas coinciden en señalar que la primera opción, hoy la tiene el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Luego de doce años de gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN) todo pareciera indicar que el partido forjado por la Revolución Mexicana ha logrado recuperarse de su derrota.

En el sistema político mexicano moderno existen tres grandes partidos, además del PRI está el PAN (coalición de social cristianos, empresarios y capas medias urbanas) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (ex comunistas y diversas disidencias del priismo). 
Existen otros partidos menores, pero los tres son los que tienen presencia nacional y detentan lo medular del congreso y compiten por el premio mayor: la presidencia.

En México no existe segunda vuelta, y por ello, gana el que obtiene más votos en la primera. Para el congreso existe un sistema mixto de parlamentarios por distritos y nacionales que permite representar a la pluralidad. Hasta ahí todo bien, pero el resultado puede ser un presidente sin mayoría parlamentaria y, por tanto, privado de iniciativa estratégica. Eso es lo que ha ocurrido en los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón.

El fin de 60 años de hegemonía priista implico el fin del presidencialismo omnipresente, pero no vino acompañado de un nuevo sistema que garantizase plena gobernabilidad y el resultado ha sido menos glamoroso de lo que la mayoría esperaba como alternativa al sistema de partido de estado.

México moderno combina una asociación cada vez más estrecha con América del Norte, con una creciente actividad del crimen organizado.

La economía mexicana, con la ayuda del Tratado de Libre Comercio con Canadá y EEUU ha crecido, la interdependencia es cada vez más obvia. Surgen voces que convocan a reconocer esta realidad y señalan que el interés de México está en el norte y no tanto en el sur. Por lo mismo, los empresarios mexicanos no miran con buenos ojos las importaciones chinas que compiten con sus productos. En las últimas décadas, más del 80% del comercio exterior mexicano es con su frontera norte.

En este contexto, las relaciones chileno - mexicanas, reforzadas luego de la reanudación de relaciones al retorno democrático, se refrendaron con el Tratado de Libre Comercio de 1992 de buenos resultados. Entre ambos países existe una empatía cuasi natural que hoy se expresa en la complementariedad de su intercambio. El dinamismo de nuestra economía encuentra en México un gran mercado que, además, es una excelente plataforma para ingresar al norte desarrollado. 
Son resultado de relaciones de Estado, independiente de la naturaleza política o ideológica del gobierno de turno. Como dicen los mexicanos, “aquí todos somos guadalupanos”, todos devotos de la Virgen de Guadalupe.

¿Volverá el PRI? Probable, si fueran las elecciones este domingo seguro que sí. ¿Cambiará la relación con Chile? Para nada, recordemos que durante los gobiernos del PRI la preocupación por Chile estuvo en el centro de la diplomacia de Tlatelolco. Y ocurrió lo mismo con los gobiernos del PAN.

Lo que sí es seguro, es que los lazos entre ambos países aumentarán en los próximos años y, en el futuro, exportaremos no sólo cobre y futbolistas, sino también ambos países podemos ser recíprocos receptores de inversiones a lado y lado.

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