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Nuevamente el déficit de cuenta corriente

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El Banco Central de Chile publicó recientemente el Informe de Política Monetaria (IPoM). Como bien se señala, uno de los riesgos a nivel local es una mantención o ampliación del déficit de cuenta corriente en un contexto de lenta desaceleración del consumo privado. Luego, en el mismo informe, se matiza de alguna forma la relevancia de este riesgo indicando que el déficit es financiado a través de inversión extranjera directa y que la reciente depreciación del tipo de cambio es parte de la corrección necesaria. Sin embargo, la proyección para el año 2014 se ubica en 4,8% del PIB, por sobre la estimación de 4,5% de 2013.

El elevado y persistente déficit de cuenta corriente parece estar explicado en teoría por un shock positivo del precio del cobre que pasa a ser considerado permanente y sus efectos directos y secundarios sobre la inversión y la regla fiscal. Sin embargo, asumir que el precio del cobre se mantendrá en sus máximos históricos por un tiempo prolongado, de tal forma de justificar este déficit, parece bastante arriesgado. De hecho, el riesgo principal y que es perfectamente probable en el contexto de volatilidad financiera y de incertidumbre respecto a las condiciones del sistema financiero de China, es una rápida reversión del precio del cobre muy por debajo de los cálculos de precios de tendencia utilizados para estimar el déficit de largo plazo.

Evitar una mayor inversión extranjera directa que sin duda alguna beneficia al país no es un resultado óptimo. Por otra parte, el Banco Central ha mantenido una política monetaria relativamente neutral y el consumo privado si bien ha crecido, su endeudamiento asociado no explica el déficit de cuenta corriente. En este sentido, un mayor ahorro público puede reducir drásticamente el significativo riesgo que implica un déficit de cuenta corriente tan abultado, a lo que se sumaría el beneficio de aumentar la flexibilidad de la política monetaria. Al respecto, lo más probable es que el Banco Central baje las tasas a fines de 2013 o inicios de 2014, pero necesariamente será muy cauto y no se proyectan bajas agresivas. Quizás por eso el mercado internaliza incluso una eventual alza a fines de 2014.

De todas formas, la economía chilena mantiene una importante flexibilidad fiscal y monetaria junto son un sistema cambiario flexible, lo que eventualmente permitiría afrontar exitosamente un abrupto ajuste del déficit de cuenta corriente. Sin embargo, estos solo serían amortiguadores, que no evitarían una crisis de importante magnitud y un fuerte ajuste en la actividad y el empleo. Por lo tanto, resulta relevante no perder de vista que existe una probabilidad muy elevada que los términos de intercambio actuales sean excepcionales al igual que los cálculos de tendencia. En este sentido, el esfuerzo fiscal requerido debe ser mucho mayor al actual, con el objeto de privilegiar el crecimiento de la inversión privada y del consumo, en un entorno macroeconómico que en caso de tornarse negativo no genere una crisis de proporciones en nuestro país.

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