Padre Hugo Tagle

Caras largas

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 6 de octubre de 2014 a las 05:00 hrs.
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A pesar de los seminarios, charlas motivacionales, inversión en coaching, gurús de emprendimiento, el clima laboral en este rincón del globo no mejora. Somos trabajólicos. Y esto, entre otros factores, impacta negativamente en las relaciones humanas y en el rendimiento. La cantidad de horas dedicadas a trabajar no se reflejan en el rendimiento. Y ello lleva a caras largas y frustraciones. Junto con la desmotivación, abundan las quejas por mal trato. Y malos sueldos.

Más del 60% de nuestra vida activa está dedicada a nuestro quehacer laboral, por lo que bueno sería mejorar sus condiciones. Lo de los sueldos no es menor. Creo que se puede hacer más por que sean fuente de mayor incentivo y producción. Trabajadores que se sienten parte de las ganancias de una empresa, rendirán más. Crear condiciones laborales más amables, dignificantes, gratas es tarea de todos. Y los buenos resultados no se harán esperar.

A veces centramos la satisfacción laboral en variables inmanejables para nosotros, como es el buen o mal humor del jefe, un cambio en los equipos de trabajo, modificaciones en las políticas de la empresa, etc. Tendemos a culpar al empedrado y no vemos lo que podemos aportar para mejorar el entorno inmediato. “No te preguntes tanto si eres feliz, sino más bien si haces felices a los que te rodean”, dice un viejo proverbio. Luego, la felicidad personal llegará sola.

Elimine la envidia y celos profesionales. Si nos centramos en el patio del vecino, poco haremos por mejorar nuestro propio desempeño profesional. Nos llenaremos de emociones negativas que no generarán ningún aporte a nuestra productividad y creatividad laboral.

Procure un trato cordial. Elimine los rumores, pelambres o comentarios de pasillo. Sabemos lo perjudicial que son los rumores en el trabajo pero, más allá de ello, también es cierto que todo lo dicho siempre es dicho por alguien. Lo malo que digamos de los demás, terminará dañándonos a nosotros mismos. Si desea trabajar en un buen ambiente sea usted mismo quien dé el primer paso para que ello ocurra.

El lenguaje crea realidades. Nos hemos vuelto coprolálicos, de garabato fácil. Y de ahí a la falta de respeto, el comentario denigrante, la pesadez, hay un paso. Que de su boca solo salgan palabras edificantes. Evite la ironía. Solo empeora las cosas.

Construya su felicidad laboral en el presente y no en hipotéticas condiciones futuras. Tendemos a fantasear, a hacer castillos en el aire. Puede llevar a mayores desencantos. No se trata de una resignación fatalista, pero sí de una mirada positiva al presente, al aquí y ahora que me toca vivir.

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