De cabildos, smog y asados
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Padre Hugo Tagle
Primero, quiero felicitar a los que participaron de las primarias para elegir candidatos a alcalde en las municipales de octubre. Esos pocos, nos dieron a todos los demás una lección de responsabilidad cívica, compromiso y voluntad de construir un mejor país, empezando por la propia comuna. Quien se margina, no puede luego quejarse que tengamos malos alcaldes, malas administraciones municipales. Esa marginación revela egoísmo, desprecio por los eventos democráticos comunes. No se puede solo usufructuar de las bondades de la sociedad. Se debe participar en su construcción. Soy de la idea de votación libre. Pero a veces pienso que se debe reinstaurar el voto obligatorio. Parece que esto de la libertad a algunos les cuesta y no sabemos valorarla.
Ojalá en las municipales de octubre concurramos masivamente a votar y demos muestra de cultura cívica: participar de la elección de nuestros representantes es un mínimo absoluto en la pertenencia a la sociedad. Los malos gobiernos y autoridades locales son también responsabilidad de quienes, pudiendo votar, no lo hacen.
La segunda felicitación va para los que han participado de los cabildos y encuentros locales para diseñar la nueva constitución. Ya el solo hecho de conversar, sentarse a debatir seriamente, con altura de miras, es un ejercicio en la democracia y clase de cultura cívica.
Quizá no necesitemos una nueva constitución. Y si la hay, no inventaremos la rueda. La del 80 no aportó grandes novedades tampoco. En fin, pero será bueno sacarle a esa carta el estigma que carga de ser producto de un debate entre cuatro paredes, fruto de un antojo complejo de nuestra historia. Estamos en democracia, perfectible, pero democracia al fin y al cabo ¿No está de acuerdo con este proceso? No se queje después que el resultado es malo.
Y el tema que me ocupa: La mayoría de las capitales regionales, comenzando por Santiago, tienen un alto grado de contaminación. Si no es el aire, es el ruido, o la basura. Las autoridades fiscalizadoras no dan abasto. El buen aire y ambiente de nuestras ciudades pasa por la conciencia personal de cumplir las leyes. Si no lo tomamos en serio, terminaremos enfermos y sofocados. Seamos vigilantes en esto de cuidar el aire y medio ambiente.
Corrijamos al vecino si es necesario. Si lo ve encendiendo la parrilla, quemando leña o haciendo mucho ruido, corríjalo. Una llamada de atención respetuosa, siempre es oportuna.
Esta conciencia es parte de la defensa de la vida, que debe ser integral y abarcar todos los aspectos de la vida humana. La próxima semana celebramos a los grandes santos Pedro y Pablo, pilares de la Iglesia. No se olvide de agradecerles el feriado del lunes. Bien nos hace.