Padre Hugo Tagle

No sé si te creo

Conversando se entiende la gente. El diálogo y la convicción de los argumentos

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 14 de julio de 2014 a las 05:00 hrs.
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Conversando se entiende la gente. El diálogo y la convicción de los argumentos son las herramientas para construir una sociedad mejor. La política de las inclusiones, el sentar a todos los comensales a la mesa, será el camino para lograr una mayor cohesión social. Es el desafío que se presenta a todos los actores sociales: despertar confianza en el otro. Cuando ésta se pierde, se desmoronan las mejores razones. Sin confianza, no hay paz social, ni progreso ni igualdad o justicia posibles.

Algo de esa capacidad de acercarse al otro hemos visto en los primeros acuerdos en torno a la reforma tributaria. No serán para sacar cuentas alegres, ya que aún hay mucho paño que cortar, pero es un logro la relativa aproximación de las partes involucradas en ello. En esto de las reformas, cualquiera sea, mejor pasarse de preguntón que quedarse corto.

Nada peor que reformas gestadas entre cuatro paredes, fruto de decisiones de escritorio, ajenas al mundo de la calle, el único y real. Es fácil desconectarse del sentir de la gente de a pie. El ejercicio democrático consiste en buena parte en esto: generar cada vez mayor confianza en la gente, implicar a un mayor número de personas en las decisiones que atañen a todos. No marginar a priori o sembrar la sensación de que las decisiones las toman “los entendidos”. La política es el arte de lo posible. Es más, es el arte de la integración de las distintas sensibilidades en una sociedad.

Junto con esto, el respeto a las reglas del juego. Pensaba en el Mundial de fútbol. El hecho de saber cómo se juega es parte del encanto motivador del que goza. Pocas pero claras reglas del juego. No hay sorpresas ni cambios de normas. Lo sabemos desde que se inventó. Algo de eso nos falta como país. Despertar en el otro una confianza irrestricta en lo que soy, pienso, quiero y proyecto.

Soy testigo de que las confianzas están heridas. Mucha gente decepcionada, traicionada. En el mundo político, en el de los negocios, en las relaciones familiares. El desencanto afectivo alcanza cotas demasiado altas en una sociedad pequeña como la nuestra.

Cuando las personas despiertan confianza, todo es posible. La inversión es pequeña al lado de la rentabilidad que ella produce. Regale confianza. No decepcione. Los frutos no se dejarán esperar.

Nos acercamos a la fiesta de la Virgen del Carmen, patrona de Chile. Una fiesta que bien aúna voluntades, regala confianza y es manifestación de cariño. Es parte esencial del patrimonio patrio. Que nos renueve y sane heridas, para lograr un país más justo, próspero y unido.

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